"Aprender la lección de la historia, debe ser no perder la memoria", rezan las letras de la canción "Nunca más" de Teresa Parodi. Dichas palabras fueron las que quedaron registradas con fuerza en la conciencia de cientos de espectadores que participaron de la octava edición del Festival 30.000 Teatro por la Memoria, organizado por el INT y la Cooperativa Teatro de Arte. Varios espacios del Parque de Mayo fueron intervenidos por elencos locales mediante performances con las más diversas estéticas y elementos escénicos. Ayer las actividades, articuladas en un circuito artístico integral, iniciaron en el espacio de la Plaza de las Banderas, donde tuvo lugar la puesta Tum Tum, Tum Tum, una experiencia lúdica en la cual niños y adolescentes y también chicos que ocasionalmente pasaban por el lugar, fueron los protagonistas de la performance. Con cintas de colores que representaban los lazos familiares y el simbólico pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo, los chicos expresaron sus sentimientos e ideas a través de palabras; las mismas fueron elevadas como banderas en los mástiles de la plaza, junto a consignas como "¿Con qué nos identificamos?" o "¡Podemos trabajar el pensamiento!", que emitía el director de la puesta Marcelo Berdeguer. Curiosamente, en ese lugar ensayaba la murga Los Soñadores del Parque de Mayo, quien se sumó a la iniciativa marcando el ritmo con sus percusiones y el acompañamiento de los bailarines que compartían el mismo espacio.

En otra instancia, la obra Violeta Clandestina, interpretada por Jennifer Piñero y Tere Vilanova, del elenco Auxocromo Teatro se desarrollaba al pie del Monumento al Deporte. Las personas que pasaban por ahí, ya sea paseando o practicando alguna actividad física, se detuvieron para mirar con atención lo que sucedía en dicho lugar.

El mismo efecto ocurrió con la obra Estación Vacío, del elenco Kutumpa, una creación colectiva dirigida por Jonathan Barquiel, que se desarrolló en la Estación del Trencito del Parque. Luces, sonidos del cuerpo y de objetos que generaban ritmos urbanos, caracterizaron la performance que asombró a muchos por su despliegue.

En la glorieta del parque, las emociones que vivió el público fueron intensas y profundas con "Mi memoria no perderá lo que merece ser salvado" (Homenaje a Eduardo Galeano), dirigida por Rosita Yunes del Grupo Teatro Universitario. La obra sintetizó de manera contundente y gráfica, cómo el terrorismo de Estado instauró el miedo, "el saqueo a la palabra", "el pisoteo a la esperanza" y la desaparición forzada de personas, utilizando los versos del poeta uruguayo. El momento más impactante fue cuando irrumpió un automóvil que emulaba al temido Falcon verde (icono de la dictadura cívico-militar), cuyos agentes de negro secuestraban a los protagonistas de la obra. Y de repente salieron las madres a buscar a sus hijos entre los espectadores, que con dolor y desesperanza no podían encontrarlos ante la negativa y la ausencia que emanaba del propio público con la respuesta de siempre: "No, no vi nada". Tal cuadro dejó con lágrimas a adultos y jóvenes por igual, terminando conmocionados por lo que experimentaban.

En el cierre de esta edición, la primera jornada concluyó con la performance "El submundo de Petete Love", de Celeste Castro y Daniel Olivares, en la Plaza del Sol.

La segunda fecha del festival continúa hoy a partir de las 17 con más propuestas de este estilo y culminará el lunes a partir de la misma hora. Todas las actividades son libres y gratuitas.