Una maratónica carrera de anuncios y decisiones se inició en los últimos 15 días a partir de la oficialización por parte de la minera Barrick, de reducir temporalmente la construcción del proyecto binacional Pascua Lama. Desde ese momento a la fecha, se hicieron descargos, se conocieron cifras de despido, desde el Gobierno anunciaron planes para absorber al personal e incluso, al cierre de esta edición, se conoció la renuncia de Peter Munk, el histórico presidente de la firma minera.
Como una película de final abierto se siguen sumando capítulos, porque con un proyecto de semejante envergadura los frentes son varios. La baja del precio del oro y los costos elevados, estuvieron entre los argumentos que se esgrimieron desde la empresa y en la voz de Guillermo Caló, el gerente general de Barrick en la Argentina, en una conferencia de prensa efectuada en Casa de Gobierno, en la que se ratificó la preservación de fuentes de trabajo y la continuidad de la compañía en la provincia.
En paralelo la firma emitió un comunicado en el que Jamie Sokalsky, Presidente y CEO de Barrick, detalló que la medida tiene como objetivo reducir costos de capital por US$ 1.000 millones, a la vez de destacar que la minera se enfocará en las obras de remediación ambiental ordenadas por la Justicia chilena y subrayar que la reactivación de la megaobra -donde ya desembolsó cerca de US$ 5.200 millones- “dependerá de mejores condiciones económicas para el proyecto, tales como costos futuros, las perspectivas para el precio de los metales y una menor incertidumbre asociada a asuntos legales y otros requerimientos regulatorios en Chile”.
Empezó así y para San Juan en particular, un barajar y dar de nuevo destinado a mitigar el impacto principal de la medida: las fuentes de trabajo. El Gobierno anunció su plan de obras públicas para reinsertar al personal minero desafectado, en paralelo se concretaron reuniones con gremios como el de los metalúrgicos, las cámaras de prestadores mineros citaron a sus socios para analizar la situación, los proveedores mineros de Iglesia concretaron un reunión con autoridades de la empresa para ampliar sobre su continuidad en los servicios y esperan definiciones, y la lista sigue.
Para algunos analistas este nuevo escenario tiene ver con las características propias de una actividad como la minería y que, de sortearlo San Juan, consolidaría su perfil de provincia minera. “Es una industria explosiva, ligada a los vaivenes del mercado y eso ya lo sabíamos porque ya hay en San Juan tres minas de oro en plena producción. Por la envergadura había gran expectativa en Pascua Lama, la diferencia es que ahora contamos con mano de obra especializada, con capacidades desarrolladas y acostumbrada a trabajar bajo estándares internacionales. Esto no hay que desestimarlo, es un capital humano que se puede volcar hacia otras industrias y puede ser muy fructífero. Es un tránsito difícil, pero debemos pensar en el mediano plazo y es un esfuerzo entre todos, tenemos muchas lecciones aprendidas y mucho por aprender”, consideró Laura Rópolo, responsable del Instituto de Economía y Estudios Sociales de la Fundación de la Bolsa de Comercio de San Juan.
Para Rópolo, a pesar de la complejidad del presente ha habido buenas señales. “El Gobierno actuó en consecuencia en forma rápida con la disposición de sus planes de obra pública, se han sentado a hablar los sindicatos, el sector empresario, las instituciones; es para valorar y también para demostrar en el medio de este desafío, que se quiere ser una provincia minera y personalmente, sigo viendo a la minería metalífera como el gran eje de desarrollo que demostró permitió el quiebre estructural de un San Juan que dejó de ser el 1% de cualquier indicador económico”, agregó Rópolo.
Desde el lado chileno también hay repercusiones, de hecho se conoció que el viernes pasado, los trabajadores del megaproyecto concretaron un acuerdo colectivo que puso fin a una amenaza de huelga. Teniendo en cuenta que el 17 de noviembre se celebran en Chile elecciones presidenciales, todos son cautos al momento de los análisis porque están a la espera de los resultados electorales y es un factor que talla en el sector empresarial.
Sin embargo descartan que la paralización del proyecto pueda devenir en un cierre definitivo. “Mi opinión es que el cierre temporal se trata de una estrategia para presionar por los que ellos llaman ´una menor incertidumbre asociada a asuntos legales y otros requerimientos regulatorios en Chile´. La compañía trasnacional ha invertido a la fecha más de la mitad de los U$ 8.500 millones que en un principio requiere el proyecto y no los perderá. Pudiese ocurrir una venta de activos o una operación financiera especulativa, pero es poco probable un cierre definitivo”, detalló Daniel Recasens, director de la revista chilena “Coquimbo Región Minera”, de contacto permanente con San Juan.
El escenario es complejo y las aristas son muchas. En esta edición, un recuento de los diez aspectos esenciales para entender el presente de Pascua Lama.
