Un payaso chileno formado en dos circos que viajaban por la Argentina se transformó en el animador oficial de hijos y nietos que pueblan desde hace más de dos meses el campamento de la mina San José. “Cuando ocurrió la tragedia me dije: me voy a colaborar… y me vine”, recordó a la agencia de noticias Télam el payaso Rolly que hace 34 días dejó a su familia y a su ciudad natal de Iquique, en el Norte chileno, y se instaló en el campamento “Esperanza” para llevar alegría a los niños que esperan por sus familiares. Según dijo a Télam, lo hizo “solo por amor y sin un peso a cambio” porque “el amor de un payaso por los niños es muy fuerte”. Admirador de “Gaby, Fofo y Miliki”, y del payaso mexicano “Cepellín”, Rolando González (43) viajó hasta Copiapó con su música, trajes coloridos y juegos para alegrar a los chicos.