Señor director:
Nos asombra la deplorable actitud asumida por el primer ministro de Canadá, Justín Trudeau, en su visita a nuestro país, referido al pedido : dice "internacional”, de dejar libre a la detenida Milagro Salas.
La Tupac Amaru ha sido el terror de la ciudadanía jujeña, que hoy puede transitar libremente por la provincia, sin temerle a las patotas amenazantes de esta mujer, ligada a la expresidente, Cristina Fernández de Kirchner.
Cometió delitos y robos al fisco que la Justicia investiga. Es indignante y fuera de lugar que este funcionario largue el inoportuno mensaje, a boca de jarro, demostrando con ello, el poco decoro que lo impulsó tan vergonzosamente a entregar el pedido del "mensajero” que tal vez, ni siquiera conoció.
El ministro canadiense debería haber pedido la liberación de los presos políticos que tiene el actual presidente, Nicolás Maduro en Venezuela, como por ejemplo: Leopoldo López que lleva 1.000 días preso. Según fuentes internacionales, se ha comprobado que ese gobierno caribeño ha torturado a los ciudadanos que fueron detenidos y acusados de ser opositores a este régimen, que comenzó como si fuera democrático, es decir con elecciones populares.
Lo mismo deberían hacer los "famosos” Derechos Humanos, que sólo sirven para cubrir, convenientemente, situaciones como la planteada y ejecutada por este individuo de Canadá.
El gobierno actual no puede permitir que otros vengan a decir qué se debe o no hacer. La sociedad no desea volver a sufrir las iniquidades del exgobierno kirchnerista, que trata por todos los medios de apropiarse del poder, para seguir esquilando ovejas.
