Festejo extendido del Día de la Danza (que se celebró el 29 de abril) organizado por la Municipalidad de Rawson a través del área de Cultura, hoy desde las 17 habrá un Festival en el Teatro Kümmel, donde también se rendirá un merecido tributo a Arnaldo Teodoro Peña. Se trata del primer maestro de danza moderna que tuvo San Juan, quien en los años ’60 fue director del Departamento de Danzas y creador del exitoso Cuerpo Experimental de Baile del Instituto Superior de Artes (ISA).
Alumnos suyos fueron reconocidas figuras de la provincia, varios de los cuales siguieron en el camino de la danza: Juan Carlos Abraham, Antonieta Chiappini, Violeta Pérez Lóbos, Chantal Dupont, Oscar Kümmel, Pedro Farías, Antonio Andrade, entre otros. Rawsino, Peña estudió en Mendoza y en Buenos Aires con figuras de la talla de Nina Verkinina, Ana Itelman, Renate Schottelius, Elio Sánchez y Cecilia Ingenieros (hija de José Ingenieros, de quien también fue compañero de escenarios), por citar algunos, tal como rescatan el libro Patriarcas ocultos de nuestra tierra, de Pérez Lobos; y La actividad musical en el ISA, Proyección Artística y Educativa (1960-1965), investigación para la FFHA, a cargo de Graciella Porras. ‘Era muy apasionado, podía estar horas y horas trabajando, era muy meticuloso, y siempre estaba de buen humor. Y con los alumnos era muy amigable, muy accesible… Estuvo unos seis u ocho años más o menos y luego trajeron dos maestras de Mendoza en su reemplazo. Era buen coreógrafo, muy hábil.
Admiraba a Martha Graham, Schottelius, Béjart; nos hablaba de ellos…’, recordó en charla con DIARIO DE CUYO Chiappini, viuda de Abraham, quien fue su partenaire en La Patética de Beethoven; y que destacó las puestas que entonces hacían en el ‘Iglú’, el pequeño y valorado teatro que estaba en el Parque de Mayo.
‘Se destaca en Peña la creatividad, su dominio de los grupos y de la masa escénica, pocas veces visto la soltura que tenía para crear coreografías’, coincide en su libro Pérez Lobos, quien destaca su frase ‘Todos pueden bailar’, y acota que entre sus obras máximas se incluyen Los temperamentos de Hindemith, El bolero de Ravel, Ritmos de Norton y Preludios de Gerswin. Innovador en lo suyo, creó ‘Formas en silencio’, ballet sin música; y Mecánica, de Kid Baltan, se erigió como el primer ballet con música electrónica en San Juan. ‘Aquí verdaderamente el espectáculo alcanzó su más cabal expresión.
El público de pie, con estruendosos aplausos gritaba ‘¡Al Colón!”, dice la nota publicada por Tribuna en el ’64, recopilada por Porras, sobre la creación del gran maestro, fallecido.
El maestro nació en Villa Krause en 1921 y falleció en el año 2012 con 91 años de edad, y además de bailarín profesional, maestro y coreógrafo, fue docente de Matemática.
