El festejo en el camarín de Peñarol lo dijo todo: cánticos, abrazos y la música bien fuerte para saborear una nueva victoria. Es que claro, el 2-0 de ayer ante Villa Obrera, en la continuidad de la 20ma fecha del Torneo Oficial de fútbol, invita a soñar con el título. Aunque si hay algo que tiene claro el Bohemio es que al campeonato doméstico le quedan cinco capítulos y que sus rivales directos, Árbol Verde, Del Bono y Trinidad, tienen menos partidos jugados. Por ende, debe ir paso a paso. Como lo hizo ayer. No se desesperó, concretó cuando lo tenía que hacer y llegó al cierre del encuentro esperando el pitazo final.
Los protagonistas no brindaron un buen partido ya que en el primer tiempo el local manejó bien la pelota en el medio pero no estuvo fino en la definición. Y Villa Obrera, que permaneció en su campo, jugó de contra.
Las dos primeras oportunidades fueron para Peñarol. Primero la tuvo Molina, con un tiro desde la media luna que salió alto. Luego, a la media hora, Morales recibió un preciso pase de Leyes y cuando encaró al arquero Quiroga también pateó por arriba. En la “Villa” la más clara fue de Atencio que desbordó por izquierda pero su tiro se fue largo.
En el complemento Peñarol golpeó de entrada con Chávez, que recibió un lindo pase de Leyes, y definió por encima del arquero. Ahí la visita se vio obligada a buscar el empate y quedó desprotegida en el fondo. Por eso, Brizuela se anticipó en la mitad de cancha, la jugó para Morales que se la devolvió al carrilero y éste definió por abajo, frente al arquero, para el 2-0 final.
En los últimos minutos Gutiérrez pudo aumentar para el local y Rodríguez, de Villa Obrera, descontar para la visita. Pero no hubo caso, el Bohemio fue inteligente, festejó y sigue imparable.
