Con sus 72 años de vida, cambiar la garrafa a la cocina resultaba la cosa más sencilla para don Agustín Vargas. Parecía algo simple, pero a los segundos de que giró la llave para largar el gas, sus ojos se enceguecieron por un inesperado fogonazo y una explosión que lo dejó aturdido. No se sabe si él hizo mal la conexión o el cilindro tenía alguna fuga, lo cierto es que hubo una fuga de gas que tomó contacto con las brasas que ardían en la chimenea y eso desató las primeras llamaradas. El abuelo tuvo mucha suerte porque sólo sufrió quemaduras leves en sus manos y su nieta lo ayudó a escapar de ese incendio, que destruyó totalmente una cocina comedor y causó serios daños en las dos habitaciones de esa vivienda de Santa Lucía.
‘Ardió todo. Perdimos todas las cosas que teníamos, hasta mi plata y la tarjeta para cobrar’, decía nervioso el jubilado Agustín Baltazar Vargas (72) tras el susto que sufrió ayer, cerca del mediodía, en su casa en Lamadrid y Manzini del Bº Tierra del Fuego. El mismo había ido a comprar esa garrafa y la trajo alzando con un jovencito, amigo de su nieta. Después se puso a conectarla a la cocina. En esos momentos, el chico se retiró. Su hija Mirian (43) fue al almacén, entonces el abuelo se quedó en la vivienda con su nieta Caren (13) y su amiga Cintia (14).
Don Vargas no percibió que había una fuga de gas. Los bomberos no saben a ciencia cierta si la conectó mal o la garrafa ya tenía perdía. El anciano contó que empezó a abrir la llave y no pasó mucho que sintió la explosión casi enfrente suyo. Las dos niñas, que estaba en un dormitorio, corrieron hacia la cocina comedor y se encontraron con el fuego. ‘Mi abuelo no quería salir, me decía: ¡¿qué pasó?! Hasta que lo sacamos. Lo primero que se prendió fuego fue la mesa y la heladera, y después agarró todo’, relató la nieta de Vargas. Las llamas arrasaron con esa heladera, una cocina nueva, un equipo de música, dos bafles, una computadora, un televisor LCD 42‘, un juego de comedor, otro de living y todos los muebles de madera que estaban dentro de esa dependencia, en donde también se desplomó parte del techo. Con ayuda de los vecinos, lograron retirar una moto y un auto Peugeot 504 de la familia, y otro auto de un vecino que tenía estacionados en la entrada de la casa. El calor y el humo también afectó los dos dormitorios, pero después la situación fue controlada por una dotación del Bomberos, al mando del oficial Rubén Castro.
