Tener buena salud, que a los chicos les vaya bien en la escuela y que no les falte el trabajo, aunque sean changas diarias, fue lo que motivó a la familia Varela Díaz a llegar a la Difunta Correa en carretelas. Con la fe como bandera, ellos fueron unos de las miles de fieles que emprendieron un nuevo peregrinar nocturno para conmemorar el Viernes Santo en el oratorio de Caucete. No faltó la gente que caminó o pedaleó durante muchas horas para cumplir con alguna promesa. Desde la Policía dijeron que durante toda la noche pasó gente y que todo estuvo tranquilo.
En un costado de la ruta que lleva hasta la Difunta Correa tres caballos y sus carretelas cargadas hasta con colchones enroscados llamaron la atención. Sobre estas movilidades viejas y precarias se movilizó una familia albardonera tapada hasta con toallones. ‘A pesar de que hace frío vale la pena el viaje para poder agradecerle a la Difunta Correa los favores concedidos‘, dijo Dayana Varela, que estuvo con sus dos hijos de 2 y 4 años. Junto a ella viajaron 6 adultos más y un nene de 10 años, todos con mucho abrigo y muchas provisiones para pasar los días que les llevará la proeza. Es que salieron desde Albardón a las 17 del jueves y tenían pensado regresar a sus casas hoy en la noche. ‘Nos quedamos a dormir hasta mañana para que los caballos también puedan descasar‘, dijo Sebastián Díaz, otro de los tripulantes y contó que el viaje lo hicieron en postas para alivianarlo.
Además de la familia y sus carretelas, hubo muchos fieles que este año optaron por agradecer a la Difunta pedaleando. Carlos Carrizo y 5 amigos se fueron en bicicleta desde Rivadavia. Mientras que Exequiel Brizuela y tres amigos de Pocito también optaron por las dos ruedas para agradecer por la buena salud. ‘Además, lo hacemos porque nos gusta la experiencia, a pesar de que ya tuvimos dos inconvenientes con las bicicletas‘, dijo Diego Jácamo, mientras emparchó la rueda trasera de su bici, en uno de los paradores que hay a la vera de la Senda del Peregrino.
Con música, linternas y algunos en silencio absoluto y rezando, los fieles cumplieron sus promesas. Además de recibir el apoyo de la gente que los acompañó en vehículos, los promesantes encontraron en el camino varios puestos en donde les dieron agua, mate cocido y hasta sopaipillas recién fritas. ‘Somos de la Asociación Civil Mardan e hicimos más de 2.000 sopaipillas para darle a la gente‘, contó Isabel Paredes, una de las colaboradoras que estuvieron en el camino desde las 17 del jueves.
Tras la caminata, en algunos casos de más de 15 horas, los fieles llegaron al oratorio. En las veredas y hasta en la calle, las carpas, el mate caliente y la comida fueron las postales más vistas de la jornada.
