Ernesto Picot fue el futbolista sanjuanino de mayor trascendencia. Formado en las divisiones inferiores de San Lorenzo de Almagro, debutó en primera contra Banfield, el 24 de agosto de 1947. El “Negro” Picot fue un brillante “entreala” derecho, posición que con el tiempo fue mudando de nombre y características, hasta convertirse en la de puntero o wing derecho. Picot llevó su fútbol a Newell´s Old Boys de Rosario, al azulgrana de Boedo, al Centro América de Guatemala y, quizá el dato más notable, al Santos, que lideraba futbolísticamente uno de los jugadores más grandes de todos los tiempos, Edson Arantes do Nascimiento, Pelé. De su paso por Newell´s se recuerda el gol que, en un torneo internacional en Brasil, le convirtió al San Pablo, en el mítico Pacaembú, con el que el cuadro rosarino venció 1 a 0 al tricolor paulista. En San Lorenzo integró una gran delantera, en la que acompañaba a Papa, Gambina, Rial y Seoane. Disputó 78 encuentros y marcó 10 goles. En el cuadro porteño ganó el honroso mote de “verdugo de Carrizo”, por haberle marcado varios tantos a uno de los mejores arqueros de la historia del fútbol argentino: Amadeo Carrizo. Luego de un historial exitoso en el fútbol de todo el continente, Picot se retiró de la actividad cumplidos los 44 años, lo que demuestra no sólo talento, sino un profesionalismo ineludible. De vuelta en la provincia, se dedicó a trasladar su experiencia de vida y de futbolista en las inferiores de Alianza. Hoy, a sus 84 años, querido y respetado en su Capitán Lazo, se lo ve transitar con paso seguro, sereno. En su caminar acompasado se percibe aun la estampa del crack que brilló en tierras brasileñas, donde la belleza y la forma se imponen sobre cualquier otra característica del juego.
