El expresidente chileno, Sebastián Piñera, abandonó ayer el Palacio La Moneda para trasladarse al Congreso en la ciudad de Valparaíso, donde traspasó el poder a Michelle Bachelet, pero no cerró las puertas de la sede de gobierno, rompiendo una antigua tradición. Más tarde volvió a dar la nota cuando a la salida del Congreso, ya como un ciudadano común, se retiró manejando su automóvil particular.
Piñera ha dicho que actualmente no piensa en una nueva postulación a la presidencia, pero ha dejado en el aire la duda de si lo decidirá más adelante.
El gobernante salió acompañado de su esposa, Cecilia Morel, y se dio tiempo para saludar a adherentes que lo esperaban en la Plaza de la Constitución.
También reconoció que recordaba ‘con nostalgia cuando hace cuatro años entré a este palacio de gobierno con mucha ilusión y ahora me voy con mucha satisfacción de haber aportado a que la vida de los chilenos sea mucho mejor‘. ‘Le deseo lo mejor a la próxima presidenta Michelle Bachelet y desde donde yo esté seguiré aportando al país‘, agregó Piñera.
El mandatario había llegado a la sede gubernamental temprano en la mañana y se despidió personalmente de cada uno de los miembros de su guardia oficial.
Luego se tomó la última foto con su gabinete ministerial y saludó a algunos de sus colaboradores antes de marcharse.
El mandato de Sebastián Piñera se caracterizó por un crecimiento económico promedio de 5,3 %, una tasa de desempleo en torno al 6,0 % y obras de reconstrucción tras el terremoto y tsunami que azotó el país pocos días antes de hacerse cargo del gobierno. El mandatario saliente encabezó el primer gobierno de derecha electo en 50 años en el país trasandino.
