Son parte del fenómeno de las "Bandas Tributo", esas tantas y de todos los colores, que surgieron en todo el mundo -incluida Argentina, donde pisan fuerte- cuando los discos, los videos y las fotos ya no fueron suficientes para mantener vivo el recuerdo y el espíritu de sus bandas favoritas ya desaparecidas. Nacieron casi como un juego, hace algo más de una década; tomaron el nombre de una de sus canciones, Eclipse y bajo ese nombre se propusieron mantener vivo el legado de Pink Floyd. Y -dicen quienes los han visto y oído- que lo logran como pocos. Con esa chapa fueron creciendo, abriendo puertas y proyectándose. Entonando sus temas, emulando su voz, su apariencia, pero sobre todo sus deslumbrantes puestas en escena; transitan escenarios nacionales y extranjeros. Y subidos a ese tren es que llegan el próximo domingo a la provincia -"por primera vez después de muchísimos años", dirán- para meter a los sanjuaninos en el túnel del tiempo y llevarlos, nostalgia mediante, a ese mágico mundo que no está exento de objeciones.

Pero "los Eclipse saben clonar a la perfección el sonido Floyd", rezan las críticas que también los señalan como "la mejor banda tributo a Pink Floyd del país"; y que de esa manera avalan el trabajo que realizan los mendocinos sobre el legado de Syd Barrett (luego David Gilmour), Roger Waters, Rick Wright, Nick Mason y Bob Klose; integrantes oficiales del combo inglés surgido en el ’64 y concluido 30 años después (sin contar la reunión de 2005 para un Live 8), uno de los más homenajeados alrededor del mundo.

"Tratamos de representar de la manera más ajustada a la banda y su puesta en escena. Ser lo más fiel posible a ese show lumínico y sonoro que armaban los Floyd. Básicamente es cuidar «el sonido Floyd» e interpretar las canciones de la manera más real posible, cosa que lleva mucho trabajo", comentó a DIARIO DE CUYO Sebastián Rivas, guitarra del grupo que se completa con Jorge Garín (voz) Edgardo Povez (guitarra), Juan Pablo Bruno (saxo), Fernando Moncada (batería), Federico Zuin (bajo), Claudio López (teclados), Adriana Rodríguez (coros) y Mariel Santos (coros).

"La idea es que la gente que ya no puede escuchar a los Floyd en vivo, cierre los ojos y sienta que está otra vez frente a ellos", agregó Sebastián, que también se encarga de diferenciar las bandas tributo de las que sólo hacen covers.

"Hacer un tributo es mucho más que cantar una canción de alguien", dispara rotundo el muchacho de 32 años, que al igual que sus compañeros -la mayoría músicos, de entre 30 y 45 años- aceptó gustoso el desafío y hoy ya se manejan con su propia productora, Floyd Producciones.

"Esto nació por puro fanatismo, nos juntábamos para tocar los fines de semana, y un día dijimos «¿Che, por qué no tocamos en vivo?»; pero nunca lo pensamos desde lo comercial. A la gente le gustó, fuimos creciendo y todo se fue dando naturalmente. Claro que tenés que llegar a un cierto nivel de trabajo ¿no? Cuando las cosas se hacen bien, con respeto, la gente te tira la mejor onda", agregó.

Aterrizar y pisar fuerte en Buenos Aires, donde la "competencia" es The End y Ummagumma; y especialmente llegar a concursar en The Cavern Club de Inglaterra (que ha premiado a varios clones argentinos) es el sueño de los mendocinos, que si bien nunca han tenido la oportunidad de cruzarse con sus ídolos, reconocen que en el país y a la hora de hablar de tributos a Pink Floyd, están peleando la punta.