Rocío Marengo coronó su despedida de Fiebre de Baile, el certamen musical de la televisión chilena, con un "piquito" muy subido de tono a Marlen Olivari, una concursante local con la misma fama de sexy-woman. De un lado y otro de la Cordillera, la imagen del encuentro hizo estragos. Y en diálogo con DiarioShow.com, la argentina redobló la apuesta: "No descarto estar con una mujer".
"Hoy por hoy tengo claro que la felicidad la encuentro en los hombres, pero si el día de mañana la felicidad no me la da el hombre, buscaré otros caminos. No puedo cerrarle la puerta a algo que no conozco. Hay un dicho que dice ‘nunca digas nunca’. No sabés las vueltas de la vida. Hoy me gusta hacer el amor con un hombre, el día de mañana Dios dirá", explicó.
Además, Marengo aseguró que el beso con su compañera "generó un antes y un después" allá. "La sociedad chilena no está a acostumbrada a ver eso y hablar de ese tipo de temas. Se empezó a generar un debate muy fuerte en torno al lesbianismo y la bisexualidad", sostuvo.
Y agregó: "Para ellos, ver un beso así entre Marlen, que es allá es una show-woman muy querida y yo, fue como derribar la cordillera, porque además una es morocha y chilena y la otra, rubia y argentina".
De todos modos, aclaró que, por lo menos esta vez, fue todo parte del show: "Con ella tenemos muy buena química. Siempre tuvimos muy buena onda y nos bancamos mutuamente. Es un juego, ninguna de las dos está dudando de su sexualidad. Ya nos habíamos dado otro beso antes, fue una diversión".
Antes de quedar eliminada, mientras bailaba, Rocío tuvo que remar una situación bastante incómoda: un movimiento dejó al descubierto una de sus lolas. Igualmente, como buena profesional, siguió con su coreógrafía hasta el final.
Después de decirle "no" más de una vez a Playboy, la co-conductora de La noche del domingo aprendió la lección: "Toda la vida cuidando para que no se me vean y justo se me vienen a ver el día menos pensado. Ahora me empezó a tentar. Ya se vio una, bueno, queda la otra nomás. Ahora tiro la chancleta. Al final, estaba tan pudorosa al pedo, je".
Cada vez más afianzada como figura del otro lado de la Cordillera, le sobran motivos para estar chocha: "Estoy orgullosa. Desde un primer momento me hicieron sentir local. Enseguida me dieron la residencia, por mi buena imagen. Van pasando los años y la gente se da cuenta de que la chica que llegó hace seis años se sigue manteniendo con los mismos códigos. Voy, trabajo y genero cosas sin colgarme de nadie".
