Buenos Aires, 5 de junio.- Por momentos parece una publicidad en la que los defensores pasan de largo a propósito, pero no. El jugador de Líbano, Hassan Chaito, marcó, sin dudas, uno de los mejores goles de la historia del futsal (y, por qué no, por su estética también puede compararse con cualquiera de fútbol de once). Fueron cinco pisadas, un caño y ovación. Los humilló a todos, que quedaron desparramados en el piso.
