La entrada al departamento fue la primera señal de que Pocito iba a festejar con total patriotismo el Día de la Bandera. En calle 5 y Mendoza, una escarapela gigante dio la bienvenida a quienes eligieron la Avenida Uñac (ex Mendoza) para llegar hasta la villa Aberastain, donde se hizo el festejo central organizado por el Gobierno de la provincia. Y donde todo se tornó celeste y blanco para engalanar este evento en el que 340 alumnos de 4to grado y 28 cadetes de la Policía prometieron y juraron (respectivamente) lealtad al estandarte de la Patria, ante unas 25.000 personas que, a pesar de ser el Día del Padre, se quedaron hasta el final del desfile.

La cita era a las 10 de la mañana, pero media hora antes ya había gente trabajando en el lugar para que Pocito se volviera albiceleste. Un grupo de hombres y mujeres se apostó en cada una de las esquinas de acceso al desfile para distribuir entre la gente 11.000 banderitas de nylon, aunque no hizo falta repartir todas porque la gente llevó las propias. Mientras, y frente al palco, un par de hombres infló muchos globos celestes y blancos para soltar durante la promesa de lealtad, mientras que los más osados se treparon a las moras para colocar los tubos de cartón que debían explotar inmediatamente después del grito "Sí, prometo", para lanzar al aire miles de pequeñas banderas de papel. Y todo esto tuvo su toque pintoresco oficial cuando arribó al lugar el gobernador Gioja, luciendo una flamante corbata albiceleste.

Luego de la promesa de lealtad a la Bandera de los 340 alumnos de 4to grado de las 28 escuelas pocitanas, y el juramento en iguales términos de los 28 cadetes de 3er año de la Policía, comenzó el desfile con un predominante tinte patrio. Varias bombas de estruendo hicieron que la gente levantara su vista porque, además de provocar un ruido ensordecedor, cubrieron el cielo con humo celeste y blanco.

Cada grupo de alumnos de Nivel Inicial desfiló sosteniendo un estandarte gigante y portando banderitas más chicas en la mano. Como el resto de los 4.000 participantes del desfile, que también portaron una. Hasta los autos antiguos, las máquinas agrícolas y los caballos de las diferentes agrupaciones gauchas hicieron su paso luciendo los colores patrios, ante un público multitudinario que, a pesar del frío, se quedó hasta el final del desfile.

Los alumnos de los diferentes establecimientos escolares de ese departamento fueron los primeros en hacer su paso, recibiendo el aplauso de la gente. Aunque fueron los chicos con capacidades especiales que concurren a la Escuela Múltiple de Pocito los que hicieron que el público y los funcionarios los aplaudieran de pie entre gritos de aliento. Los segundos más aplaudidos fueron los miembros de las Fuerzas Armadas que, por el colorido de sus uniformes, cautivaron la admiración de los más chicos.