La muerte en Haedo de la joven Eliana Romero a manos del supuesto anestesista Luis Romero Hiriart el año pasado, desnudó el caos que hay en el país en el sistema de salud. Sobre todo, por la falta de control sobre las personas que tienen a cargo la salud. Se estima que hay un 50 por ciento de matrículas irregulares en la Argentina y la Academia Nacional de Medicina dice que un gran porcentaje de los llamados especialistas, no hicieron la residencia. El Ministerio de Salud de la Nación emitió el año pasado una resolución, en la que reconoció algunos de estos inconvenientes: “La necesidad de imponer un nuevo modelo de credencial”, y la importancia de reformar los “registros defectuosos” que otorgan las provincias y las entidades profesionales. Falencias que también reconocen en las clínicas del sector privado. Producto del descontrol, se cuentan decenas de casos de médicos truchos. Uno de los más recordados fue el de José María Roldán Bonadeo, cuando en el año 2000 se descubrió que no estaba recibido pese a haber trabajado treinta años en el Instituto del Diagnóstico. La matrícula que usaba correspondía a un médico de La Plata.
