La misma casa, la misma habitación, la misma cama. María Agustina Gil (19) y José Antonio Garrido (18) volvieron 37 días después al lugar donde ensayaban sus primeros pasos como padres, pero detenidos y sospechados de haber terminado de la manera más violenta con la vida de su primogénito, Juan Ignacio Gil, de 18 días. Fue ayer en la tarde, cuando la titular del Quinto Juzgado de Instrucción María Inés Rosselot, ordenó el traslado de ambos sospechosos hasta esa casa de la Colonia Rosales, en Rawson, para hacer la reconstrucción del hecho, es decir para que le explicaran con detalles en una muñeca aportada por el juzgado, cómo, cuándo y qué hizo cada uno en la tarde del 21 de julio pasado. Ese día falleció la criatura a causa de un violento desprendimiento de su cabeza que impidió la llegada de oxígeno en su cerebro, dijeron fuentes judiciales.
Y otra vez hubo versiones cruzadas. Según las fuentes, Garrido volvió a explicar que en un momento el niño estaba al medio de la pareja, hasta que la joven se puso a su lado y cuando él se levantó vio como ella, sin querer, golpeó a la criatura en la frente cuando se sacaba una traba. También negó haber insultado o golpeado a su pareja o al niño.
Ella sin embargo, entre lágrimas, se mantuvo en su posición. Reiteró que el niño estaba entre ambos y Garrido del lado izquierdo de la criatura. Que esa tarde se generó una discusión porque ella le pedía a su pareja que no fuera a un partido de fútbol y se quedara con el niño. Y que entonces él empezó a insultarla y a golpearla como hacía siempre, hasta que uno de esos golpes dirigido a ella (una trompada) dio en la frente del bebé cuando lo tenía en su brazo izquierdo e intentó retirarlo para evitar justamente que lo golpearan, dijeron las fuentes.
La reconstrucción se realizó entre las 19 y las 21 de ayer en una casa de la calle Juárez Celman, metros al Oeste de Hipólito Yrigoyen. Y además de la juez y su instructor Alejandro Marinelli, asistieron el defensor de Garrido y los de Gil, Leonardo Villalba y César Jofré.
Estos últimos letrados consideraron anoche que la reconstrucción favoreció la versión de su defendida, porque una mancha de sangre en una sábana esta justo en la posición de la criatura descripta ayer por su clienta.
Villalba y Jofré están convencidos de que todo fue un accidente, y por eso ya le plantearon a la magistrado un cambio de calificación: Homicidio agravado por el vínculo que se castiga con perpetua (actual calificación), por homicidio culposo o preterintencional, que permiten la libertad y se caracterizan por la ausencia de intención de provocar la muerte. Ahora, la juez debe resolver.
