Como todos los días, Johnatan Visens dejó a su abuelo solo para hacer las compras para el almuerzo. Pero esta vez, esos pocos minutos alcanzaron para que las zapatillas de abrigo y el pantalón de don Francisco Visens, de 75 años, se prendieran fuego y lo dejaran con quemaduras muy graves en sus pies y piernas, algo parecido a lo que le ocurrió en Villa Krause en julio pasado a la anciana Nelly Guajardo, quien falleció por la gravedad de las quemaduras (ver aparte). Una pequeña pantalla a gas, que el anciano utilizaba para calentarse por el intenso frío, fue el origen del fuego, ya que no tiene otra forma de calefaccionar su casa.

"Fue todo muy rápido. Mi hijo va todos los días a hacerle la comida y acompañarlo y justo había ido a comprar carne. Pobrecito, él se ponía cerquita de la pantalla para no sentir frío y capaz que ni se dio cuenta de que las zapatillas se le estaban prendiendo fuego", se lamentó su hija Norma, quien vive a corta distancia de la casa de don Francisco y que se llevó un susto mayúsculo cuando la fueron a buscar los vecinos.

La llegada de unos clientes de Johnatan, que arregla televisores en la casa de su abuelo mientras lo acompaña, fue providencial para evitar que las consecuencias fueran peores. "Yo venía de la carnicería cuando vi el revuelo de vecinos en la casa. Por suerte llegó justo gente a buscarme y lo vieron ahí tirado en el suelo y el fuego que ya había agarrado el mantel, la mesa y lo que estaba cerca. Para colmo, parece que cuando él quiso pararse, se cayó de espaldas con silla y todo", contó Johnatan. Envuelto en llamas, el anciano fue auxiliado rápidamente por las personas que habían llegado por casualidad, que se apuraron en sacarle el pantalón y las zapatillas, pero el fuego ya le había tomado las dos piernas.

"Mire qué desgracia, justo hace poquito que falleció mi mamá y todos estábamos encima de él para no dejarlo solo: cuando no iba yo, iba mi hijo o mi hermano, pero lo cuidamos mucho. Y cuando fue la ambulancia a buscarlo, él nos decía que no quería que lo lleven al Marcial Quiroga, porque es el hospital donde murió mi mamá. Así que le hemos tenido que mentir, para que no sepa que está en el Marcial Quiroga", contó Norma, quien ahora tendrá que repartirse entre el cuidado de su papá internado y su pequeña bebé de pocos meses de vida.

Por la gravedad de las quemaduras, los médicos que atienden al anciano analizan la posibilidad de realizarle injertos en ambas piernas. "¡Tanto que debe doler eso! Y él es pensionado, no tiene recursos suficientes. Incluso su casita es muy humilde, con poquitos muebles, porque no tiene casi nada", concluyó su hija Norma.