Lo más importante para evitar las alergias es la prevención. Debido a que existe un factor hereditario, que opera como desencadenante el único y más eficaz tratamiento es la vacuna.

En general la gente piensa que es un método complicado y costoso; ninguna de las dos cosas es real.

Los niños con antecedentes de alergias en la familia manifiestan desde temprana edad un estado prealérgico, que se observa como infecciones respiratorias (bronquitis, neumonía, neumonitis, etcétera) a repetición. Estos cuadros son asociados con simples resfríos, y no se tratan como es debido, esto ocasiona que la alergia se desarrolle y que los síntomas se transformen en enfermedades como rinitis, faringitis, asma, alergia conjuntival y sinusitis, entre otras.

La causa por la que recomiendo las vacunas es que es el único tratamiento que actúa sobre el foco del problema, es decir sobre las defensas del organismo, no simplemente paliando la sintomatología, como hacen los corticoides y los antihistamínicos. Además con ellas es posible al cabo de unos años erradicar la alergia definitivamente.

A pesar de que las vacunas pueden empezar a emplearse en cualquier momento, incluso durante el brote alérgico, lo ideal es suministrarlas 3 ó 4 meses antes de la polinización. De esta forma se logrará que estos brotes sean menos intensos y que con el tiempo desaparezcan.