Los miles de jinetes recorrieron el trayecto hasta la Difunta Correa con la expectativa de encontrarse con el gobernador, José Luis Gioja en algún punto del camino, montado en su caballo y ataviado con las pilchas gauchas para sumarse a la cabalgata como lo hizo en las ediciones anteriores. Pero no sucedió, esta vez primer mandatario llegó hasta Vallecito en camioneta por cuestiones de salud. Allí recibió a los gauchos con una confesión. Dijo: ’por primera vez me tocó observar desde atrás la Cabalgata de la Fe, y vi que era un milagro’.
Se acercaba la Cuesta de las Vacas, y los gauchos que encabezaban la cabalgata se levantaron sobre los estribos para tratar de ver si Gioja los estaba esperando. Es que este fue, por años, el lugar donde el Gobernador se incorporaba a la cabalgata para hacer el último tramo hasta la Difunta. No estaba, por lo que los gauchos ni siquiera se pararon para recibir las sopaipillas y mate cocido que estaban convidando en ese sitio.
Unos bocinazos insistentes captaron la atención de los jinetes que se voltearon para descubrir la causa. Era el Gobernador que, con la mano en alto y desde una camioneta, saludó al contingente. Los jinetes, sorprendidos y felices, le devolvieron el saludo agitando sus sombreros y boinas. Lo mismo hicieron las personas que estaban a la vera del camino viendo el paso de los jinetes.
El contacto de Gioja con los gauchos no duró mucho, ya que el vehículo que lo trasladaba continuó el viaje sin bajar la velocidad. Es que él quiso llegar temprano a la Difunta para darle la bienvenida a la cabalgata.
Cuando la banda de música de la Policía comenzó a interpretar marchas, indicando la proximidad de la cabalgata, el Gobernador se dirigió hasta frente de la Iglesia para recibir a los jinetes. Demoró más de 20 minutos en recorrer los 15 metros que separaban el templo de la camioneta en la que viajó, por el asedio de la gente. Hasta los niños lo rodearon para darle un beso y tomarse una foto junto a él.
Llegaron los gauchos y el Gobernador los recibió emocionado. Y terminó por emocionar a todos con su relato. ’Hace 10 días intenté subirme a un caballo y no pude. Pero quería estar con estos gauchos que todos los años demuestran su fe, y su devoción por la Difuntita y por la tradición. Nunca participé en auto de esta travesía, así que por primera vez me tocó observar desde atrás una Cabalgata de la Fe, y vi que es un milagro. Por eso no quiero dejarles palabras, sino mi corazón’, dijo Gioja mientras la gente lo volvió a rodear para saludarlo.
