Marianela Bolado nunca imaginó que su estatura de 1,74 metros, su imponente figura y el entusiasmo con que se dispuso a vivir la nueva propuesta laboral la llevarían a ocupar un puesto histórico dentro de la Policía de San Juan. Esta agente de 26 años se convirtió en la primera mujer en llegar a ser bastonera en la Banda de Música de esta institución. Esto se dio en el marco de un hecho transcendental: la incorporación de mujeres a esta banda que por más de 100 años estuvo integrada sólo por hombres, según dijo su director, José Trigo.
El 7 de julio es una fecha inolvidable para Marianela. Ese día del año pasado se incorporó a la Banda e ingresó como bastonera. ’En mayo del 2015 nos ofrecieron formar parte de la banda a 4 agentes que tocamos instrumentos en nuestra vida civil. Ninguna rechazó la propuesta. En tanto que el director me preguntó a mí si quería ser bastonera porque reunía todas las condiciones físicas y de actitud para serlo. Dije que sí sin pensar en la responsabilidad que estaba asumiendo’, dijo la agente.
Desde que aceptó el ofrecimiento Marianela comenzó a prepararse para su nuevo rol. Por tres meses asistió a un gimnasio para trabajar tanto la fuerza como resistencia de brazos y piernas.
’Si bien el bastón con el que se marca el ritmo no pesa más de un kilo, luego de subirlo y bajarlo sin descanso por una media hora sentís que pesa toneladas. Y todo se vuelve más dificultoso porque a esto se suma estar parada por mucho tiempo y, por lo general, a pleno Sol’, dijo Marianela.
El 17 de agosto pasado, la agente tuvo su prueba de fuego. Participó con la Banda de Música de la Policía del desfile en honor a San Martín que se realizó en Albardón. Los nervios del debut, el calor y el cansancio le jugaron una mala pasada, pero su responsabilidad pudo más. ’Sentí que me descompensaba y tuve que parar. Pero sólo descansé lo que dura una marcha. Durante ese tiempo tomé agua, respiré profundo e hice unos leves ejercicios para favorecer la circulación de la sangre en el brazo derecho que se me estaba adormeciendo. Eso fue suficiente para reponerme y continuar con mi trabajo’, dijo la joven.
Pese a que lleva varios meses de bastonera, Marianela no deja de practicar para superar otro de los puntos más difíciles de este rol: mantener inmutable la postura corporal y la expresión del rostro desde que la banda comienza a tocar hasta que termina.
