La universalización de Internet está provocando el avance de la pornografía, en niveles alarmantes, porque llega a provocar rupturas matrimoniales, adicciones y, lo que es muy grave, la desnaturalización de la sexualidad en chicos y adolescentes. En la actualidad está comprobado que las consecuencias de la pornografía son nefastas, al influir y dañar las bases mismas de la sociedad, y que difundida on line es una de las mayores amenazas a la que niños y adolescentes se exponen sin impedimentos.
Hace unos días, a través de un sitio especializado de la web se difundió una experiencia realizada por un periodista británico para determinar la influencia de la pornografía en los adolescentes. La evaluación se hizo sobre 20 alumnos de entre 13 y 14 años, de un colegio prestigioso y durante una charla de educación sexual. El resultado fue que la mayoría de los chicos demostró un amplio conocimiento de términos pornográficos, superando a los adultos que se encontraban en el aula. Hubo niños que hablaron de algunas prácticas sexuales auténticamente abominables, ante lo cual los adultos se mostraron admirados de que existiera ese tipo de pornografía y que los niños hayan podido verla.
La desvirtualización de la sexualidad es uno de los aspectos más alarmantes, pues los adolescentes llegan a creer firmemente que la sexualidad es lo que ven, a la que tienen acceso sin ninguna restricción y a cualquier hora del día. La comienzan a considerar como normal y en eso radica la perversión que luego se traduce en violaciones, ataques sexuales, sometimiento de la pareja y violencia de género.
Según otros estudios, se ha determinado que alrededor del 80% de los adolescentes han visto o ven habitualmente pornografía por Internet, sin ningún tipo de control por parte de los padres que en algunos casos lo consideran normal en esta época sin advertir el mal que le están provocando a sus hijos.
El paralelismo que existe entre las personas adictas a la pornografía con las que son adicta a sustancias tóxicas es tan grande que en la conclusión de las investigaciones realizadas en ese sentido se ha llegado a la conclusión de que si se deja a un joven consumir libremente pornografía a través de la red es como dejar cocaína por toda la casa, alentando a probarla sin ningún tipo de condicionamiento.
