Recientemente reconocido por Foto Revista y la Federación Argentina de Fotografía, Esteban Tapella es un tipo fuera de serie. Y por lo tanto, sus fotos también lo son. Especializado en ecología humana y desarrollo rural, docente universitario en desarrollo sustentable y proyectos sociales, la fotografía apareció como un modo de documentar sus trabajos; pero se transformó en una necesidad. Apasionado por la etnografía, ha viajado a esos lugares y comunidades remotos del mundo, que lejos están de los posters que pueblan las agencias de turismo; y ha captado con su cámara sus vidas cotidianas. Postales que cautivan más allá de su ‘exotismo’, porque él busca más allá de eso. ‘Mientras se pueda, hay que moverse, eso te mantiene vivo’, dice en charla con DIARIO DE CUYO Tapella, que ha capturado momentos en India, Nepal, Nigeria, Camerún, El Congo, Benin, Rusia, casi toda América Latina y varios de Europa del Este. Y ahora, mientras se prepara para volver a Perú, donde completará el trabajo con comunidades campesinas de altura, palpita una exposición que debutará en julio en Holanda, ‘uno de los centros de fotografía etnográfica más avanzados del mundo’, define, que financió -a través del Institute of Social and Cultural Studies’- su experiencia en Nepal, a fines del año pasado. ‘Me contactaron por un trabajo que publiqué en mi página. Luego les presenté un proyecto y les gustó; y ya hice dos muestras en su fotogalería’, comenta Esteban, quien en la foto de arriba aparece con un chiquito en brazos, durante su despedida de la etnia Ije. ‘Es importante tener una página, sencilla, pero tenerla; y si es posible en inglés. Eso abre puertas. Especialmente países nórdicos y Canadá, hay muchos recursos para este tipo de trabajos, y pocos de este lado del planeta los aprovechan’, explica. Convertido en un trotamundos, su puntapié fue en San Juan, hace una década. Lo llamó ‘Tierra Adentro’ y abordó a comunidades del norte antes del desarrollo minero. ‘Ese trabajo me ayudó a definir un concepto y una búsqueda’, dice. ‘Hoy lo que más me interesa es poder contar historias, mostrar con la fuerza de la imagen aquellos lugares y aspectos de la realidad social muchas veces invisibles o no valorados en su real dimensión. Me interesa que mis fotos hagan pensar, que interpelen a la gente’, agregó el fotógrafo asociado a PhotoPhilantrophy y Visual Ethnography, enemigo de cualquier sensacionalismo. Con un cúmulo de vivencias tan inolvidables como enriquecedoras, sin embargo, Tapella siente que hay una que lo marcó más: Africa del Oeste, entre Camerún y el Congo, donde convivió con los Pigmeos Baka, un pueblo seminómada de cazadores-recolectores que compartió con él desde los rituales hasta su medicina. ‘Me gustan las personas, sus vidas, sus experiencias y comunicarme con ellas, incluso en un rudimentario lenguaje de señas cuando no manejas el idioma. La fotografía de etnias es un trabajo en soledad, intenso, ligado al concepto de viaje, viaje físico y viaje interior también. Cuando comenzás a viajar y conocer otras realidades te das cuenta de que el concepto de realidad es muy ambiguo. No existe una única realidad. Cada quien tiene la suya propia’, sostiene.
