Claudio Borghi confirmó ayer que sigue "siendo el técnico de Boca" aunque no pudo disipar sus dudas sobre su futuro en el club al hacerse responsable de una "muy mala campaña" y de que los resultados no lleguen pese a haber contado con todo el respaldo de la dirigencia y el plantel.
Los apoyos de los futbolistas, la dirigencia, su familia y aquellos que encontró en el día posterior a una nueva derrota en encuestas de los medios de información llevaron a Borghi a seguir en el barco xeneize pese a no tener puerto seguro. "Sigo siendo el técnico de Boca", afirmó Borghi, una declaración sacada casi con forceps a la media hora de una entrevista televisiva en la que había puesto una y otra vez en duda su continuidad.
Es que Borghi se ve como exclusivo responsable del mal momento de Boca. Palabras más palabras menos, entre las muchas frases bien armadas que lanzó por el canal TyC Sports, el Bichi entiende que es él y nadie más que él quien no encuentra el norte. Porque asegura que la dirigencia le puso jugadores que él quería a su disposición, el plantel trabaja sin los conflictos que otrora hirieron al corazón del grupo, y nadie le recriminó absolutamente nada. "He estado hablando con dirigentes, con mi familia y voy a hablar con otra gente. No es que no tenga la fuerza para seguir. Dije que tengo miedo de hacer mal porque la tozudez de uno le hace mal a otros", opinó.
"Es una campaña muy mala. Se han cumplido algunas cosas, la mayoría de las cosas, pero faltan los resultados y tal vez que esté Borghi es un problema para alguna gente, cosa que no me lo hizo saber", sostuvo. Las palabras de Borghi navegaron por un mar de incertidumbre hasta que soltó: "sigo siendo el técnico de Boca".
Más temprano, el presidente Jorge Amor Ameal, se tomaba con serenidad el comienzo de una nueva semana crítica en Boca, sedada aún más por la cordura que le inyectó Borghi más allá del enigma que lanzó tras la derrota ante Lanús. "Quiero que mañana -por hoy- esté practicando con nuestros jugadores", sostuvo Ameal, una expresión de deseo pero que no aportaba a esa hora de la mañana a la seguridad de la continuidad del técnico.
Explicitaba así los apoyos que le había dado en el vestuario de La Bombonera y al que le seguirían los de Martín Palermo, Christian Cellay, Orlando Gaona Lugo y Clemente Rodríguez. Con esos apoyos, más el de su familia, Borghi igualmente temía "hacerle mal" a alguien de los que confiaron en él, entre ellos el titular boquense. "No puedo atornillarme" a un puesto más allá del apoyo.
En nueve fechas, es la segunda vez que Borghi puso en duda su permanencia en Boca, y según lo que dejó entrever, dependería de la deuda que tiene con su gestión: "sólo falta ganar".
