Fue la actitud, el modo ‘sospechoso’ de plantarse en la vereda a testear los movimientos internos del comercio lo que, para los dos policías, delató la intención del sujeto cuando bajó del VW Gol que guiaba su supuesto cómplice. Por eso fue que los dos oficiales de civil no dudaron en entrar en acción. Intentaron identificar al sospechoso, pero entonces el joven se llevó la mano a la cintura, sacó una pistola 9mm, la arrojó al piso e intentó escapar. Sin embargo no avanzó demasiado: enseguida fue capturado, aunque su cómplice aprovechó el revuelo para darse a la fuga, dijeron ayer fuentes policiales.
Fueron los oficiales principales Carlos Calívar (Seccional 3ra) y Diego Morales (División Infantería) quienes truncaron las supuestas intenciones de robo de Héctor Robledo (30) alrededor de las 18.50 de ayer en el supermercado Andrés, ubicado en el 488 Oeste de la calle Larraín, en Trinidad, Capital.
Hasta ahí, la causa podría considerarse un intento de robo agravado por el uso de un arma de fuego (cargada con cinco cartuchos). Y también como portación ilegal de esa pistola, considerada arma de guerra.
Más allá de esas consideraciones sobre los delitos cometidos, los pesquisas de la Seccional 3ra no descartan otro punto clave en la investigación iniciada ayer: saber si esa pistola Bersa número 621152 con algunas partes cromadas, perteneció a alguna fuerza de seguridad como las policías federal, provincial o gendarmería (eso no se descarta) o a un particular antes de caer en manos del sospechoso.
Ese punto lo develará un pedido de informes al Registro Provincial de Armas (Repar) y significará para Robledo la posibilidad de quedar ligado a otro delito. Si el sospechoso debe o no ser liberado, es un tema a resolver por el juez de Instrucción Benito Ortíz.
