El remisero Pablo Cuenca (40 años) sufrió un duro revés en su intención de instalar la teoría de que mató en defensa propia de un tiro a su pasajero Víctor Peñaloza (41) en la madrugada del 29 de julio del año pasado en Rawson. En su versión, Cuenca habló de que había sido la propia víctima quien lo maltrató verbalmente durante el viaje, lo atacó a golpes, empuñó y hasta gatilló un revólver para matarlo, antes de que él se le tirara encima y, en un forcejeo, le doblara la mano hasta que salió el disparo que dio en el abdomen de ese empleado minero.

Sin embargo, para el titular del Primer Juzgado de Instrucción, Alberto Benito Ortiz, las pruebas demostraron que fue el mismo Cuenca quien sacó un revólver calibre 38 y liquidó el pleito de un disparo contra su pasajero. Y por eso le dictó prisión preventiva por el delito de homicidio simple (tiene penas de entre 8 y 25 años de cárcel), además de trabarle un embargo de $20.000 sobre sus bienes, dijeron fuentes judiciales.

¿En qué se apoyó el juez para sostener que Cuenca tuvo intención de matar? Básicamente en dos pruebas claves: una vecina que llegaba a su casa y declaró haber visto cuando Cuenca bajó del remís WV Polo de la empresa ‘Sumampa’, dio vuelta por atrás del vehículo y, ya con su pasajero parado al lado de la puerta del acompañante, le disparó en el abdomen. Esa testigo también dijo que, antes de huir, Cuenca se paró en el zócalo del lado de conductor y amenazó a la víctima, precisaron las fuentes.

Para el magistrado, esta versión encontró correlato en la pericia sobre la ropa de la víctima, en la que no se detectó ninguna huella del ahumamiento propio que hubiera dejado un disparo a quemarropa como el que describió cuenca, indicaron.

Todo pasó a la 1.45 de aquel 29 de julio en República del Líbano al 580 Oeste, en Rawson. Peñaloza estaba en la Villa Storni, en Concepción, Capital, y pidió un remís para que lo llevara primero a un cajero automático y luego al lugar donde le dispararon, allí su mujer tenía un kiosco. El crimen fue el violento epílogo de un viaje plagado de discusiones entre Cuenca y Peñaloza.