La titular del Quinto Juzgado de Instrucción, María Inés Rosselot, procesó al oficial subadjutor Gustavo Aballay (33) y al subayudante Mario Héctor Peñaloza (38) por considerar que ambos perpetraron el delito de homicidio culposo (matar sin intención) cuando evitaron a tiros que el famoso ladrón de joyas tucumano, Sergio Lionel "El Caimán" Fernández, escapara de la cárcel con un compañero del pabellón 6, que sí eludió la balacera y al final consiguió fugarse en la noche del 16 de noviembre de 2007, dijeron fuentes judiciales.
Para la magistrada, Aballay fue quien, con un disparo de fusil, atravesó de izquierda a derecha el abdomen del ladrón dejándole las vísceras al aire; una herida mortal. Y Peñaloza quien perforó y quebró el antebrazo derecho de la víctima con un disparo de 9 milímetros, cuando ya estaba en el piso y pedía que no siguieran disparando al lado de un canal.
Según la juez, ambos actuaron con imprudencia y negligencia. "Imprudencia implica la violación activa de las normas de cautela, de cuidadosa y diligente atención al actuar…. Negligencia, es una forma pasiva de la imprudencia, es decir la omisión de la diligencia debida, falta de aplicación o de atención a lo que debe ser objeto de ésta; descuido u omisión de las precauciones ordinarias; cuya observancia hubiera prevenido el homicidio", cita la jueza en su fallo, y con esos fundamentos resolvió también que el caso pase a la justicia Correccional.
¿Qué debían hacer los guardias?. Uno de los mismos penitenciarios que declaró como testigo, aseguró que en un caso de fuga, se debió dar la voz de alto, lanzar disparos al aire y en todo caso hacia la zona de los pies o circundantes, "nunca hacia la persona", declaró el jefe de cuerpo del Penal, Víctor Daniel Reinoso.
Fernández estaba preso en el Penal de Chimbas cumpliendo una pena única de 7 años y medio de cárcel por robar unos 150.000 dólares en joyas de "Tic Tac" el 8 de agosto de 2003 y otra de 3 años en suspenso, también por robo, que le habían impuesto en Tucumán.
Todo pasó alrededor de las 21,30 del 16 de agosto de 2007 en el pabellón 6, ubicado en un primer piso. Esa noche -según el fallo- los presos limaron los barrotes de la celda 19, ocupada por quien fugó y luego fue recapturado, Diego Esteban Tejada.
Luego de salir por la ventana de la celda, subieron al techo del pabellón, corrieron unos metros y se descolgaron por dos improvisadas sogas de casi 3 metros, contruidas con totora plástica, una colcha y una toalla. Apenas bajaron al piso saltaron una malla perimetral inmediata ya con los disparos de los guardias, alertados por el escape también por un incendio generado por los mismos internos en sus celdas, la 18 y la 19.
Cuando bajaron de esa malla y siguieron su carrera, sólo Tejada logró saltar un canal y enfiló hacia la oscuridad para escapar. "El Caimán" cayó al piso y cuando se disponía a seguir recibió el disparo letal y otro más en el brazo. Otros presos declararon que además fue duramente golpeado cuando estaba en el piso. El caso aún no está firme.
