Los dos eran vecinos del asentamiento Villa Pedro Echagüe, no amigos, y solían moverse en el ambiente delictivo. Es así que el diálogo entre ambos fue áspero, cuando Diego Roldán fue a lo ‘guapo’ e increpó a Emiliano Olivera acusándolo de haber robado un aire acondicionado de su casa. Discutieron y también se amenazaron con traer sus ‘fierros’. Hasta ese momento fueron sólo palabras, pero pasado un rato volvieron a cruzarse en la villa y ahí ya no se anduvieron con vueltas. Roldán llamó al Olivera y le pegó una trompada, pero éste no se quedó atrás. Devolvió el golpe, lo tiró al suelo y sin mediar palabras le largó un tiro a quemarropas.
Aquel episodio ocurrió la tarde del 13 de febrero pasado y lo que era una pelea entre dos vecinos del conocido asentamiento Villa Pedro Echagüe, Santa Lucía, terminó en un crimen. Diego Manuel Roldán (24), un remisero apodado ‘Toto’, murió segundos después producto de ese impacto de bala que le ingresó por el costado izquierdo del tórax. El supuesto homicida, Emiliano Yonathan el ‘Chueco’ Olivera (22), quien fugó y luego fue capturado en Rivadavia por la Brigada Sur, ahora quedó procesado con prisión preventiva. El juez Martín Heredia Zaldo, del Cuarto Juzgado de Instrucción, le imputó el delito homicidio que tiene pena de 8 a 25 años de cárcel.
El mismo acusado reconoció en la indagatoria que la pelea con el ‘Toto’ Roldán comenzó porque éste fue a reprocharle el robo de un aire acondicionado de su vivienda. El ‘Chueco’ relató que es verdad que discutieron, pero dio otra versión sobre cómo se desencadenó el crimen: dijo que fue Roldán el que lo golpeó y sacó el arma y que él sólo intentó quitarsela, momento en que salió el disparo mortal.
Los testigos confirmaron que Roldán llegó en un auto con otra persona y bajó a increpar al ‘Chueco’, que entonces tuvieron un fuerte cruce verbal y que se amenazaron con traer sus ‘fierros’. También relataron que el remisero se retiró y minutos más tarde regresó solo en su Chevrolet Corsa blanco. Que ahí llamó nuevamente a Olivera y le dio una trompada. Los relatos indican que este último no sólo que le devolvió el golpe y lo lanzó al suelo, después sacó una pistola que llevaba en una riñonera y sin mediar palabra le largó el tiro. Encima le rompió la luneta del coche con una piedra.
