Los relatos acusatorios de la dueña de casa, el de su hijo y el de una nieta. El reconocimiento del policía en rueda de personas y el de los dos autos que usó en sus cuatro arribos al domicilio de los denunciantes. La declaración de un veedor judicial sobre la existencia de una conversación a solas con el hijo de la mujer tras un frustrado allanamiento en la vivienda. Los libros de guardia con el registro de horarios de salida de la seccional del sospechoso, coincidentes con los horarios en los que los denunciantes dijeron haber sido visitados por el policía.

Esas pruebas valoró el titular del Cuarto Juzgado de Instrucción, José Atenágoras Vega, como elementos que incriminan al ex jefe de calle de la comisaría 26ta. de Chimbas, el oficial inspector Marcelo Adrián Uliarte (41). Por eso ayer lo procesó por los delitos de tentativa de extorsión e incumplimiento de de sus deberes como funcionario público, le trabó un embargo de 5.000 pesos en sus bienes y lo liberó, a pesar de la oposición de la fiscal de instrucción Gabriela Galván, dijeron fuentes judiciales.

El defensor del policía, Jorge Antonio Olivera Legueu, asegura sin embargo que no hay pruebas contundentes contra su cliente, y ya adelantó que apelará porque cree que todo es una venganza de los denunciantes: Lidia Castro y su hijo Nicolás Andino.

"No hay pruebas fehacientes y vamos a apelar a la Cámara para revertir esta decisión. El señor juez sólo se basa en el relato de los denunciantes y no valoró, por ejemplo, la declaración de mi cliente de que nunca fue a la casa de esta gente después del allanamiento. Ellos lo conocían y conocían sus autos porque Uliarte trabajó en la comisaría 30ma. y creo que es una venganza porque él iba a sacarles los borrachos de su negocio cuando hacían problemas, y más de una vez les clausuró el local", dijo Olivera Legueu.

Todo comenzó el 13 de junio pasado cuando Uliarte llegó con un veedor y una comisión policial para allanar la casa de Lidia Castro en el 247 Norte de Rastreador Calívar, en Villa Obrera, Chimbas, en busca de las cosas arrebatadas con la cartera de una mujer el 9 de junio último. Incluso no descartaban hallar drogas, según el expediente.

Pero ese día no encontraron nada. Y luego Castro y su hijo denunciaron que ese día Uliarte le pidió a Andino unos 1.000 pesos para "no reventarle de nuevo la casa". Y que volvió el 16, el 17 y el 18 de junio con las mismas exigencias, aunque rebajando sus pretensiones a 500 y 300 pesos, dinero que las víctimas nunca le entregaron.

Para el juez quedó claro que Uliarte abusó de sus funciones como policía para meter miedo a las víctimas en busca de un beneficio económico. Por eso lo procesó, pero el caso aún no está cerrado.