El presidente del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, anunció ayer una profunda y amplia remodelación de su gobierno, en su peor momento político desde que llegó al poder en 2004, tras el desgaste sufrido por el manejo de la crisis económica en su país.
La remodelación incluye la salida de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, cuyo cargo será ocupado por Alfredo Pérez Rubalcaba, quien mantendrá la titularidad del Ministerio de Interior y se convertirá en nuevo "hombre fuerte" del Ejecutivo español.
La reforma de gabinete se produce en un momento de claro declive del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las encuestas, que dan a la principal fuerza opositora, el Partido Popular (PP), como vencedor en unos eventuales comicios generales.
En ese contexto, Zapatero reconoció que "la opinión pública y nuestro electorado venía reclamando una toma de iniciativa, una acción fuerte de ofensiva política y, en mi opinión, este era el momento".
Por su parte, el líder del PP, Mariano Rajoy, afirmó que "España no necesita en estos momentos un cambio en el gobierno sino un cambio de gobierno previo paso por las urnas".
La remodelación del Ejecutivo tomó por sorpresa a España, ya que el presidente Zapatero había descartado recientemente la posibilidad de emprender una reforma de gran calado y sólo contemplaba un relevo del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.
Con una desocupación que llega al 20% y un abultado déficit que en 2009 cerró en el 11,4%, el líder socialista emprendió un camino de reformas estructurales -consiguió aprobar una polémica reforma laboral- y ajustes con los que pretende sacar al país de la crisis económica.
El último gran paso fue la elaboración de los presupuestos para 2011, que recortan notablemente el gasto público.
Los presupuestos pasaron ayer su primer trámite en el Congreso, donde su aprobación está garantizada gracias a un acuerdo de los socialista con nacionalista vascos y canarios.
Aprobadas las duras medidas de recorte de gasto, que supusieron un "gran esfuerzo" para el Ejecutivo, España dejó atrás la "incertidumbre financiera, así como presupuestaria y en cuanto a estabilidad política", sostuvo Zapatero.
La llegada de Rubalcaba a la vicepresidencia es un giro que refuerza el cargo más desgastado del Ejecutivo y supone, asimismo, una señal de cara a la sucesión de Zapatero si decide no presentarse en las elecciones generales de 2012, según algunos especialistas.
Según Zapatero el nuevo vicepresidente "tiene unas cualidades muy notables para la acción política, la explicación y la coordinación de la acción del gobierno". El nuevo número dos, que tendrá la difícil tarea de remediar los problemas de "comunicación" que tuvo el Ejecutivo a la hora de explicar sus políticas para salir de la crisis.
