Si bien los jugadores de San Martín no hablaron del estado del campo de juego y sí hicieron públicas sus excusas los jugadores de Rafaela, no cabe duda que, por la manera de plantear y jugar el partido, a quien más perjudicó la superficie de la cancha fue a San Martín. Es cierto que los locales, más acostumbrados se animaron a tirar algunas paredes, pero no cabe duda que no es lo mismo recibir una pelota que viene limpia, deslizandose, que otra que viene a haciendo sapito por las champas. En este último caso se hace casi imprescindible, utilizar dos toques, uno para controlarla y otro para entregarla.

En algunos casos, para asegurar la entrega, Alderete y Scatolaro la levantaban un poco, circunstancia que emplearon cuando estaban seguros que no iban a complicar a sus compañeros. Para jugar con Ferro faltan 15 días, por cómo juega San Martín será importante que se multipliquen los esfuerzos para mejorar el piso. De esa forma se podrá hacer pesar, mucho más, la localía.