Muy positivo es el informe sobre la evaluación de medio término realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre el Proyecto de Integración de Pequeños Productores a la Cadena Vitivinícola (Proviar). Éste comenzó en el 2009 y finaliza en el 2014. Tiene un financiamiento de 50 millones de dólares por parte del BID (que el Gobierno Nacional debe devolver) y un aporte de 25 millones de dólares de contrapartida por parte de los beneficiarios, es decir productores y establecimientos vitivinícolas.

Durante los años noventa se erradicaron en el país unos 11.000 viñedos y 8.000 fueron de pequeños productores que fueron ‘expulsados‘ del sistema por baja rentabilidad. Otros lograron integrarse. Unos 5.000 viñateros a través de cooperativas primarias, con bodegas propias. Ejemplo Fecovita en Mendoza y La Riojana en La Rioja.

En el país hay unos 6.000 pequeños productores en situación de vulnerabilidad, sin calidad de vida. Estos deben integrarse a las cadenas de agronegocios vitivinícolas para poder mantenerse en competencia. A instancias de la Corporación Vitivinícola Argentina, el Gobierno Nacional y los gobiernos de las provincias vitivinícolas, decidieron apoyar a productores con capacidad de desarrollar agricultura familiar empresarial.

La Coviar diseñó y ejecuta el Proviar donde los beneficiarios principales son los productores primarios y los establecimientos vitícolas, quienes deben liderar un plan e incluir acuerdos o contratos comerciales con los productores.

Así se otorgan aportes no reembolsables hasta por un 50% del valor del proyecto respectivo, y el aporte de contrapartida está a cargo de la empresa líder y los productores primarios. Cada productor recibe hasta 20.000 dólares. No recibe dinero, sino el valor en insumos, maquinaria, etc. Se controla con precios de referencia las adquisiciones realizadas por los productores en forma conjunta.

Promoviendo un cambio cultural, el Proviar asiste técnicamente a través de 140 ingenieros y técnicos agrónomos en todo el país. Si bien la mayoría de las empresas ‘tractoras‘ son pymes, también las hay grandes como es el caso de Bianchi, Norton y Peñaflor. Estas entran como una forma más de responsabilidad social empresaria. El Proviar no es un proyecto de tipo asistencialista, sino de inclusión de pequeños productores en la cadena productiva que viven con sus familias y ejercen soberanía en una región amplia y fronteriza del país. El programa creó 3 Centros de Desarrollo Vitícola y se fortalecieron otros 9 existentes. Estos captan a los viñateros. Hoy hay unas 200 instituciones formando parte de ellos.

Cuando arrancó el plan el 70 % de los productores no tenían regularizada la tenencia de la propiedad. Se han solucionado 1.240 casos, transformándose por primera vez en sujetos de crédito. Mendoza concentra el 75% de los certificados emitidos. Hoy 120 grupos han sido aprobados abarcando a 2.217 productores por 12.268 hectáreas de vid y con una superficie promedio de 5.5 hectáreas. Se pretende alcanzar un apoyo a 3.000 productores. A fin de año se habrá gastado el 50 % de los fondos del proyecto.

En un principio bodegueros, productores y proveedores eran escépticos. Ahora defienden el Proviar por serio y bien hecho. Los productores ven en el contrato que firman con las empresas, una garantía en recibir un precio justo por su uva.

Hay un impacto emocional y de autoestima en los beneficiarios, sintiéndose apoyados y en muchos casos recibiendo por primera vez a un ingeniero en su finca.