¿Quién que vio la película, al menos una vez no miró de reojo la cortina del baño mientras se daba una ducha? La escalofriante escena donde el atormentado Norman Bates acuchilla brutalmente a la bella Marion al ritmo de violines chirriantes que van in crecendo, es uno de los íconos de Psicosis, el clásico de suspenso de Alfred Hitchcock que hoy celebra 50 años, convertida en una película de culto.

Basada en la novela homónima de Robert Bloch (e inspirada en Eddie Gein, un real asesino en serie de Wisconsin que en los "50 se dedicó a coleccionar restos humanos en su casa, y que tenía problemas con su madre, Augusta), la cinta transcurre entre una tenebrosa casa y un extraño motel contiguo, manejado por Bates -Anthony Perkins-, un hombre sometido por su madre. Allí llega huyendo una mujer -Janet Leigh-, tras haber robado 40 mil dólares a su empresa. La atracción por la rubia será inevitable, como también el desenlace en manos del psicótico Norman, que de a ratos asume la identidad de su castradora madre -incluso travistiéndose- para sobrellevar el hecho de haberla asesinado.

Tan ingeniosa en resolución como macabra, y precursora en sus tiempos por su representación de la violencia y la sexualidad, Psicosis también generó decenas de curiosidades desde el momento en que fue pergeñada por "el Maestro". Una vez que decidió hacer "Psycho", y dispuesto a que nadie conociera el final, Hitchcock compró todas las copias de la primera edición del libro, cuyos derechos había adquirido por 9 mil dólares. Además grabó en un entorno cerrado y obligó a todos los trabajadores a firmar un contrato de silencio.

Adentro se cocían habas varias. Cuentan, por ejemplo, que el cineasta escogió a Perkins conociendo su condición homosexual -por entonces oculta-, que le daba un carácter mas creíble a su personaje. También que a Janet le tiraron agua helada en el baño para que su reacción fuera más espontánea, cosa que desmintieron rotundamente. Y se supo que que la sangre derramada era jarabe de chocolate, cuya consistencia se asemeja más y que, al ser el film en blanco y negro (también por una cuestión de presupuesto), daba con el color.

Ya lista la peli, el realizador debió sortear los embates de los censores, que pusieron el grito en el cielo por los glúteos de Leigh y otras escenas íntimas (que tuvo que sacar), por el inodoro que se ve en uno de los cuadros (demasiado escatológico para la época) y también por la palabra travesti. Eso sí, Hitchcock pudo preservar el desnudo de la ducha, que también tiene su lado B, ya que algunos aseguran que lo hizo una doble; aunque Leigh siempre lo negó. Superado el trance, y no obstante, las tomas donde Norman se lava la sangre de las manos, el asesinato del inspector Arbogast y la foto del cadáver de la madre, fueron eliminadas en algunos países.

Lo que nadie pudo borrar es el impacto que generó Psicosis en todas las generaciones venideras. Tanto así que por ejemplo, la ducha o el final -con la cara de Bates sonriendo, fusionada con la del cadáver materno- han sido recreadas y parodiadas hasta en Los Simpsons. Lo que se dice, un rotundo clásico.