Preocupa la realidad de algunos pueblos de zonas alejadas que sufren en forma acelerada un fenómeno de envejecimiento por la emigración masiva de jóvenes. En algunos de ellos solo quedan personas mayores, ancianos y niños al desaparecer la población de mediana edad que representa la fuerza productiva de toda comunidad.
Distritos como Punta del Agua, en Jáchal; Guanacache, en el Sur de Sarmiento, o Las Liebres en Caucete, son solo algunos ejemplos de esta situación que amenaza con la desaparición de estas poblaciones por un proceso de despoblamiento, si no se implementan medidas urgentes para fomentar la permanencia de la gente en esos sitios.
A modo de ejemplo se observa que en el lejano distrito de Las Liebres, un paraje ubicado en el límite de San Juan con La Rioja y San Luís, sólo hay cinco viviendas en las que habitan alrededor de una 20 personas, en su mayoría adultos mayores y niños. Los adolescentes y jóvenes que hasta hace poco residían en el lugar han emigrado hacia centros poblacionales cercanos como la ciudad de Chepes, en La Rioja, en busca de mejores oportunidades laborales o de estudios.
En todos esos pueblos, entre los que también se encuentran algunos como Campanario y Zonda, en Iglesia; Sierras de Chávez, Elizondo y Riveros, en Valle Fértil; Pachaco, en Ullum; La Planta de Marayes, en Caucete o La Majadita, en 9 de Julio, las solicitudes tienen un común denominador: la provisión de servicios básicos y la generación de alguna actividad económica para que los jóvenes no se vayan hacia otros lugares. Por eso es necesario la elaboración de un plan para rescatar a estos distritos, antes que se conviertan en pueblos fantasmas.
