Ese inconfundible sabor de la amargura terminó siendo la bandera de Sportivo Desamparados tras el angustioso empate 2-2 con Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay. El mérito estuvo en remontar una doble desventaja pero el sinsabor quedó en que nuevamente como local, no pudo cantar victoria sabiendo que las localías pesan en este Argentino A. Pero este Desamparados sigue pagando caro sus errores. Lo atacan poco y lo lastiman demasiado, ese es su punto flaco. Empezó haciendo todo bien. Dueño de la pelota, criterioso y hasta profundo, pero sin gol. Pero bastó que le metieran el primer centro y a los 30′ de ese primer tiempo empezó a sufrir. Gimnasia, que solo había defendido, se encontró con ese cabezazo de Juan Tisera para empezar a ganar y no hizo más que desatar todas las ansiedades y la impotencia juntas en Desamparados. Todo lo bueno del comienzo, de esos primeros 30′, se convirtió en ataques repetidos, sin profundidad. Así, el primer tiempo terminó siendo castigo exagerado para un Desamparados que sintió demasiado el golpe de ese primer gol de Gimnasia.
En el complemento, la historia fue parecida. Villafañe demoró en cambiar, en darle un socio a Ibañez para intentar desequilibrar, y se volvió a estrellar con los errores defensivos de este Sportivo que tanto daño le hacen. Iban 10′ del complemento y ahora el uruguayo Aquino fue el que aprovechó otro centro para poner el 2-0 demoledor para Desamparados. Era doble desventaja. Una prueba para la entereza de un equipo que quiso ganar y de pronto estaba perdiendo por dos goles.
Con Silvio Prieto en la cancha, hubo más fútbol en Desamparados. Y el descuento llegó rápido tras un penal que cobró el árbitro Jofré y que Gerardo Corvalán cambió por gol para poner el 1-2 de la ilusión. Entonces todo fue de Sportivo, que con mucho amor propio buscó el empate. Le quedaba más de media hora para conseguirlo pero volvió a caer en la impotencia y la desesperación. Parecía que se moría el partido con la condena de una derrota pero en el minuto final, Alexis Zalazar llegó para poner el 2-2 justiciero para Desamparados. Era el premio a la búsqueda, a la rebeldía de luchar contra la adversidad. Pero también el empate era castigo por esos errores tan groseros en defensa que lo volvieron a poner contra las cuerdas. Así, el punto no suma.
