Los jugadores de Quilmes, el equipo de peor producción en el Apertura de AFA, pasaron un sábado de terror luego de haber perdido ante Gimnasia. En el viaje desde La Plata hasta su estadio sufrieron una emboscada de pedradas al colectivo y al llegar a destino se encontraron que varios de los autos de los jugadores habían sufrido daños de vidrios y chapa. El plantel completo decidió realizar la denuncia policial y se encontraron que eran seguidos por los mismos agresores. Luego de la denuncia debieron ser escoltados y decidieron no entrenar hoy, además de reunirse con el presidente del club.
¿Qué pretenden esos agresores? ¿Así lograrán que el equipo consiga mejores resultados? ¿Eso es amor a los colores? Quilmes, cuyo vicepresidente es nada menos que Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete del gobierno nacional, no es una isla y este problema sigue llenando páginas que deberían apuntar a espectáculos deportivos.
