Los que se fueron, lo que dejaron y los que quedaron. Música y poesía. Emociones entrelazadas. Esa fue la materia prima del espectáculo que anoche, al cierre de esta edición, cobraba vida en el Auditorio Juan Victoria, con un objetivo esencial: rendir homenaje al fallecido Hugo de la Torre, protagonista del folclore local junto a su hermano Raúl, mentor de este tributo. Folcloristas nuevos y experimentados, estilos más "académicos" (si cabe el término), otros más íntimos, algunos más populares, todos fueron redondeando una velada que con el transcurrir de los minutos, fue llenando con recuerdos y canciones cualquier atisbo de ausencias.
El talento del joven trío Agua Clara dio apertura al espectáculo (a beneficio de la Sociedad Protectora de Animales Sarmiento) que continuó con Ramoncito Flores y Mario Navarrete (también recordando a otro inolvidable, Bebe Flores), acompañados por los recitados de César Ruiz Bustelo; que luego le pasarían la posta a Nano Rodríguez y su banda; tres de los varios grupos y solistas que sumaron su canto al homenaje. "Las penas se van cantando", decía Celia Cruz; y repitió ayer a modo de preludio Jorge Darío Bence. El Aparcero fue el encargado de llevar el hilo conductor de una noche especial, sin dudas, que quedó definida (tal como él lo señaló) por la calidad interpretativa de los artistas y la calidez del público, que supo hacer silencio para escuchar y también se prendió a las palmas en los momentos más festivos.
