Con motivo de ocuparnos del acuerdo firmado entre la Nación y las provincias para la restitución del 15% detraído de la masa coparticipable de impuestos (que se oficializó el pasado 18 de mayo – ver foto), para girarlo al sistema de previsión social, nos encontramos con una sorpresa que nos gustaría compartir con los lectores. Hagamos un poco de memoria. Allá por el año 1992, resultado de la combinación de problemas estructurales del sistema de jubilaciones de reparto, de la anarquía existente con regímenes muy distintos entre las jurisdicciones y del nacimiento de la convertibilidad peso-dólar que no daba margen para emisión monetaria que tapara los agujeros fiscales, las provincias convinieron ceder el 15% de sus recursos fiscales nacionales para la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Esto, para financiar genuinamente los sueldos de los jubilados. Revisando números, vimos que la Nación, como contraparte de esa concesión de las provincias, se comprometió a garantizar un giro mínimo mensual de 725 millones de pesos-dólares para repartir entre todas. Ya que estábamos consultamos también cuál había sido la recaudación total del tesoro nacional en ese mes de septiembre del ’92 que es a partir del cual comenzó a regir el llamado Pacto Federal I. El resultado fue que ese mes, las arcas sumaron un total de 2.242 millones de pesos-dólares. Como para ver qué pasaba y eventualmente hacer una comparación con la actualidad, apliqué la alícuota correspondiente a San Juan, que era del 3,02% sobre esos 725 millones y me dio la cifra de 21.895.000 pesos-dólares. Ahí empezaron a sonar algunas campanas de alarma. Cómo, ¿así que San Juan se manejaba con poco menos de 22 millones de dólares por mes cuando ahora lo hace con muuucho más? Está bien, pasaron 26 años y la población ha crecido a un promedio de alrededor de 9% por década para llegar a los actuales 700 mil habitantes, lo cual justificaría naturalmente gastos mayores pero, ¿será para tanto? Por las dudas, sigamos. Nos pusimos a corregir el tipo de cambio, que para aquel momento era uno a uno con el dólar y ahora está alrededor de 14,50. El procedimiento nos obligó a multiplicar los 21.895.000 pesos por la tasa de 14,50 y eso dio 317.477.500 pesos por mes. Ahí ya nos empezamos a revolver en la silla porque se comenzó a intuir un resultado extraordinario: ¡317 millones y monedas por mes! Cuando hoy se gastan lejos más de 1.000 millones. Faltaba el último capítulo pero se veía venir antes de sacar la cuenta: multiplicar esa cifra por los 12 meses del año para tener la cifra final actualizada al tipo de cambio de hoy de lo que San Juan recibía en aquél momento de coparticipación: ¡3.809 millones de pesos! ¿Cómo podía ser? ¡En el presupuesto aprobado para el año en curso, la provincia prevé recibir por distintas vías desde la nación algo más de 17 mil millones de pesos con un presupuesto total de 24 mil millones! ¿Qué ha pasado? ¿Cómo se entiende una diferencia tan grande por más que haya transcurrido un tiempo y crecido la población? El incremento demográfico ronda un 18% pero la recaudación pasó de 3.809 millones a más de 17 mil, es decir un incremento del 446%. ¿Cómo es que los recursos pudieron crecer en moneda constante en tal proporción? Pensamos que habría algún error metodológico. Cambiamos los parámetros y pasamos a guiarnos no por el tipo de cambio sino por la inflación acumulada. Aplicando primero el índice de precios al consumidor IPC hasta 2005, que es el año en que lo intervino Guillermo Moreno y, siguiendo luego con las mediciones de la provincia de San Luis que se consideran correctas, nos dio que debíamos multiplicar por 18,59, prácticamente 5 puntos más que la actualización del dólar. Aun así llegamos a 4.884 millones de pesos, otra vez lejos de los 17 mil. Tomamos una tercera opción de actualización y volvimos a quedar por debajo de los 5.000 millones, o sea cerca de la cuarta parte del total de los fondos que la Nación paga hoy a la provincia. Conclusión obligada: la recaudación creció en este período de manera absoluta midiéndosela como se la mida y el crecimiento puede calificarse de exponencial y acumulativo. Si la recaudación total del tesoro fue en aquel septiembre de 1992 de 2.242 millones, la última que se tiene registro, que es la de abril de este año, ¡fue de 109 mil 204 millones! Es decir, un 4.775% más. Se aplique la actualización que se aplicare, siempre queda absurdamente por debajo de este casi 5.000%. Es justo entonces cuando se afirma que la presión tributaria actual es la más alta de toda la historia de la República Argentina y que no queda margen para seguir cobrando. De ahí también que sea justo cuando se afirma que no hay manera genuina de financiar el gasto actual, mucho menos de incrementarlo y de que la única vía de sostener el esquema que se traía era imprimir cada vez más billetes sin respaldo con su inevitable consecuencia de hiperinflación. Eso explica también que la única forma de mantener la actividad actual sea conseguir recursos de otro lado, por inversiones o préstamos, nunca por más cobro de impuestos.

Para cerrar. En San Juan hemos visto en los hechos un crecimiento económico explosivo en muchos sentidos. Así lo afirman visitantes que estuvieron años atrás y vienen ahora. Además, hasta hay plata guardada con las dos grillas salariales depositadas en el fondo anticíclico obligado por ley. Otro tanto puede decirse, por ejemplo, de San Luis, donde tal vez el cambio ha sido más impresionante que en San Juan o La Pampa, que no debe un centavo a nadie. La pregunta es, ¿qué hicieron con la plata distritos como Mendoza, que hasta dejó de pagar los sueldos públicos en término? ¿Y Buenos Aires? ¿Cómo puede ser que la Nación con tan abultadas recaudaciones termine una gestión con déficit fiscal de más de 7 puntos del PBI? Viene la pregunta del título: ¿qué hicieron con la plata?