En un par de bodegas pymes analizaron la actualidad del canal de comercialización del vino y sus dificultades. El encargado de Costos y Logísticas de una de ellas explicó que hay un puñado de bodegas grandes que ejercen presión en las cadenas de supermercados para tener solamente sus marcas de vinos en las góndolas, donde se vende el 50% del vino embotellado. Esas firmas tienen espaldas financieras para poder negociar la compra de insumos -botellas, etiquetas, etc.- y obtener mejores precios, como también para la infraestructura comercial (vendedores, repositores) que se necesita.

Además, las promos y descuentos en los súper se hacen sobre los vinos de gama media -que son los que consume el 60% de la gente, y generalmente los que hace una bodega pyme-, y obtienen rentabilidad con los vinos de alta gama que valen más de 100 pesos. ‘’Acaparan una porción del mercado que para una pyme con un volumen de plata limitado es imposible llegar’’, explicó el profesional. El gerente de otra de las bodegas consultadas agregó que las promociones que salen en las revistas de los súper les son descontadas mediante notas de crédito al bodeguero, y señaló que es difícil aumentar la botella cuando suben los insumos o los costos laborales, si las cadenas no quieren. Todos estos factores hacen difícil el negocio del fraccionado para una bodega chica. ‘’Todo esto desaparece al vender a granel’, dijo un gerente bodeguero. Sin embargo ambos referentes coincidieron que dejar de fraccionar y vender a granel ‘es pan para hoy y hambre para mañana’. Es que ahora esa opción es rentable porque por una cuestión climática no hay vino varietal suficiente en el país, y las bodegas grandes que lo precisan están pagando buenos precios. Pero cuando la cosecha se normalice y los vinos vuelvan a tener precios más bajos, las grandes bodegas también ejercerán su posición dominante a la hora de pagar.