Altos pastizales ocupan un extenso sector revenido de Rawson sobre calle 5, que limita en un costado con calle Alfonso XIII; del otro lado, los matorrales forman un cerco amenazante para la zona cultivada en la que Marcelo Riveros, casero de finca, trabaja a diario. La amenaza no es otra que el fuego, que muchos cazadores imprudentes suelen provocar para obligar a salir de sus madrigueras a las nutrias, que habitan al borde de las lagunas formadas por el agua de la revenición. "Acá vienen muchas personas a buscar estos animalitos porque la piel vale mucho, ponen trampas para agarrarlas y prenden fuego a los pastos, que arden ahí nomás. Y no se dan cuenta del peligro, porque no sólo se puede prender esta finca sino también otras que están cerca", sostuvo Riveros.
Todos los terrenos revenidos corren la misma suerte: como no se puede sembrar nada, se llenan de pastizales, totoras y cañas, encerrando lagunas que sirven de refugio a las nutrias. Los cazadores, movilizados por el buen precio de la piel en el mercado negro y por la utilidad que le dan a la carne de la nutria, no reparan en el riesgo que provocan al iniciar un fuego que rápidamente puede trasladarse a las fincas lindantes y que, como ya se sabe, arrasa con todo a su paso. Como referencia, en un sitio de Internet de compra y venta, es posible encontrar una campera usada de nutria por 450 pesos, lo que da una idea del valor de la piel.
Más preocupados por la suerte que puedan correr sus cultivos y sus viviendas si se desatara un incendio, los vecinos afirmaron que siempre hubo nutrias en la zona, pero que a ellos no se les ocurriría cazarlas. "A nosotros no nos hace ninguna gracia tener que salir a apagar fuegos. Una vez, hasta vino la Policía a acusarnos de que nosotros habíamos prendido el fuego y eran los cazadores los que lo habían hecho", contó Marcelo Riveros.
Germán Navas, secretario de Obras y Servicios Públicos de la Municipalidad de Rawson, afirmó que este no es un problema nuevo. "La calle Borcosque, que está ubicada a un costado del camping del Sindicato de Empleados de Comercio, termina en fincas que tienen gran parte de su terreno revenido. En las lagunas que se forman habitan muchas nutrias, que son muy codiciadas por los cazadores, que invaden la propiedad privada para atraparlas. Están violando doblemente la ley, porque están entrando en un lugar privado y además, están atacando a una especie protegida", dijo.
Los vecinos de la calle 5, acostumbrados a que los cazadores hagan de las suyas sin reparar en el daño que pueden causar, piden que alguien tome medidas antes de que ocurra otro incendio. "Hasta ahora nos hemos salvado de milagro, pero ya vimos lo que pasó con el último viento Zonda. El fuego, cuando empieza, no hay forma de pararlo y por eso pedimos alguna prevención antes de que ocurra una desgracia", expresó uno de ellos.
