Así como la vida lo golpeó, también lo premió. Gonzalo Tellechea es un luchador de siempre, que por medio del deporte logró recuperar la felicidad y el viernes lo elevó aun más tras haber sido distinguido como el Deportista del Año. Este triatleta, de 27 años, cumplió en este 2012 el sueño de su vida: disputar un Juego Olímpico. Y ese fue su mayor logro, pero detrás hubo 10 horas diarias de entrenamiento, privarse de mucho para ganar el doble, y seguir pensando que su forma de vida es el deporte.
Ayer, en su casa y con su familia, revivió el mismo momento por el que ya pasó en 2009 cuando también fue elegido como el mejor deportista, pero esta vez lo encontró más maduro, con su sueño cumplido y el reconocimiento a su vez de la gente. “Fue el mejor año de mi carrera por lejos, el mejor de mi vida, anoche (por el viernes) no lo podía creer cuando recibí el premio”, admitió.
Es que Gonzalo tuvo su noche mágica, se llevó todo. La distinción por ser haber competido en Londres, el deportista más popular elegido por la gente, ganó su terna en el triatlón y se quedó con la mayor distinción, la del “Deportista del Año” que todos las temporadas entrega DIARIO DE CUYO y por eso no ocultó su emoción.
“Primero fue una sorpresa por el reconocimiento del deportista olímpico, eso no me lo imaginaba. Después pensaba que podía ganar la terna, pero lo del popular ya me había emocionado, porque en este último año me he apoyado mucho en la gente”, contó Gonzalo. “Ser el deportista del año formalizó ese reconocimiento que busca todo deportista, lo de compartir con el otro y que se sientan contentos por como te fue. Y eso me terminó de llenar”, agregó el también profesor de Educación Física.
Hace 3 años, en el 2009, Gonzalo también se consagraba como el “mejor”, pero aquella vez confesó que “me depositó mucha confianza y era empezar el ciclo”. Y al compararlo con de este año, donde consiguió lo que se propuso, contó: “Ahora no sé si es más merecido, pero si lo siento más. Como que me llegó en el momento justo, por lo que hice y por lo que viene”, dado que desde el próximo miércoles comenzará a prepararse para clasificar a los Juegos de Río de Janeiro 2016.
A Gonzalo lo tomó de sorpresa ser elegido, porque para él “no me sentía superior, hay otro que hicieron méritos como los chicos del vóleibol, Guillemain (rugby), Muñoz (boxeo) y varios más que lo tienen muy merecido. Por eso cuando lo gané lo primero que pensé fue compartirlo con ellos”. Y así fue, porque saludó a uno por uno en el escenario.
El porqué fue elegido, lo resumió con la humildad que lo caracteriza y que lo ha llevado a ser otra vez el mejor. “Yo tenía una meta y en el fondo hay mucho sacrificio, dedicación, superación y poder seguir para adelante”.
El viernes Gonzalo fue el último en irse de la fiesta y tuvo sus motivos: “quería conversar con todos y sacarme fotos. Esos son los momentos que querés que no terminen nunca, quiero que este año no termine nunca”, admitió a horas de concluir el año.
El 2012 será inolvidable para Gonzalo, un año en el que tuvo escasos días para el relax. “No entrené sólo los domingo cuando tenía carrera, o por ahí he llegado a hacerlo los sábados a las 23 para terminar los entrenamientos de la semana y me he podido tomar un domingo, pero hay veces que no puedo tomarmelo. De los 365 días sólo paré por alguna lesión o viaje, porque mi rutina son 6 horas diarias de entrenamiento, trato que sea en tres turnos y entremedio hay que elongar, ducharse, ir y volver, eso te lleva cerca de 10 horas diarias”, argumentó el gladiador sanjuanino. El luchador incansable al que nada ni nadie lo puede detener. Por eso es el mejor.
