El retorno de Quino a la Feria Internacional del Libro 2012, marcó un hito importante en la vida del célebre autor de Mafalda, que le permitió un contacto más directo con su público, al que no veía desde hace años.
Quino accedió a firmar ejemplares con la misma humildad que lo caracteriza siempre y le permitió revivir sus dibujos con dos generaciones y contactarse con otras tantas de la historieta argentina con contenido semántico y filosófico.
Tuvo el acierto de hablar en un lenguaje íntimo y coloquial con los visitantes extranjeros y su alma se maravilló con la inteligencia y sagacidad de los pequeños, que se acercaban a él de la mano de sus padres, habituales lectores de Quino.
Descubrió con esa simplicidad con que toma todas las cosas las posibilidades ilimitadas de comunicación.
Con los ojos de llenos de recuerdos, Quino, firmó numerosos libros y vio culturalmente viva a su Mafalda, que tantas satisfacciones le ha dado.
En fraternal compañía de otros importantes autores Quino narró historias, recordó otros tiempos e identificó en Mafalda su éxito más seguro.
El discurso personal de la conocida niña indagadora se internalizó en su vena literaria y en su gráfica magnífica como dibujante.
Hoy cuando los años hacen una ochava, para marcar quizás el final de un tiempo tormentoso y abrirle otra puerta a la imaginación, volvió a revivir la gloria de ser presencia indiscutible en un acontecimiento cultural, al que llegó seguido de amigos y adherentes con quienes trajo a la memoria el inefable atractivo de Mafalda. Y quizás pensó como en otros tiempos que el mundo era solo un globo perfecto, que rodaba porque el pie del hombre azaroso lo empujaba a un abismo desafiante pero bello; donde la libertad, a pesar de sus controvertidas creaciones, lo espera para descansar su inventiva extraordinaria, su creatividad sin límites.
