El ciclista colombiano Nairo Quintana, del equipo español Movistar, dio un golpe de mano en la 97 edición del Giro de Italia en el momento preciso y se convirtió en el nuevo líder de la carrera tras imponerse en solitario en la decimosexta etapa, disputada ayer entre Ponte di Legno y Val Martello sobre 139 kilómetros.
Quintana firmó una sensacional jornada, considerada la “reina” de la carrera, con las subidas al Gavia, el Stelvio y la ascensión final, todo aderezado por una temibles condiciones meteorológicas, sobre todo en los dos primeros “colosos” de los Dolomitas, que amenazaron con volver a cancelar la etapa como el año pasado.
Sin embargo, bajo un paisaje nevado, con frío y nieve, el segundo clasificado en el Tour de Francia del año pasado sobrevivió a este “infierno” inicial y fue el más ambicioso de los aspirantes, ayudado por su equipo, siempre cuidándolo y dejándole únicamente en el píe de la última subida, donde amplió la diferencia.
El resto de rivales no pudo hacer nada, salvo ver cómo el sudamericano descontaba la desventaja de 2m40s que tenía en la general cuando las rampas de Val Martello se endurecían y daba la vuelta la clasificación que en las dos primeras semanas se le había puesto muy complicada con las caídas y el estado físico, que no limitaron su rendimiento.
Sin embargo, ya el pasado fin de semana, Quintana dejó evidencias de que estaba mejor de cara a la última semana del Giro. Pero, pese a dos puertos de nivel como el Gavia y el Stelvio, todo se empezó a decidir en un descenso, el que se produjo tras coronar el segundo de ellos. Hasta ese momento, las duras condiciones habían impedido que nadie se moviera, aunque ya el Movistar demostraba que era el que mejor se había situado, con muchos corredores con su líder, mientras que Urán y Evans estaban sin compañía y vieron como Quintana se marchaba con un grupo.
Rápidamente, la brecha se abrió hasta los dos minutos, y el trabajo de los compañeros, de Quintana, sobre todo de Gorka Izagirre, le dejó a pie de la subida a Val de Martello con todas las opciones de dar el golpe porque por detrás no lograban recortar seriamente la distancia. Además, Quintana se veía favorecido porque se quedaba solo con el francés Pierre Rolland (Europcar), también con intereses en la etapa, pero también en la general, y con el canadiense Ryder Hesjedal (Garmin), ganador de la “corsa rosa” en 2012.
Así, faltando de ocho kilómetros para la meta el segundo clasificado del pasado Tour ya tenía la “maglia rosa” a tiro porque en el grupo del resto de aspirantes nadie conseguía poner un ritmo lo suficientemente fuerte. Visto cerca el objetivo, Quintana aceleró su ritmo y puso en dificultades a sus dos compañeros.
Al final, el colombiano consiguió deshacerse de ambos para hacerse con la victoria, “devorando” segundos a un Urán que lo intentaba sin éxito y a un Evans al que la edad y las duras rampas lo hacían sufrir demasiado. El colombiano no reservó nada y acabó metiendo más de cuatro minutos a su compatriota y casi cinco al australiano para convertirse en el líder absoluto de la carrera.
