Los productores del campo acampan en las rutas hasta que las cosas cambien, pero nadie sabe cuándo se dará ese cambio. Y la protesta a la vera de los caminos tiende a crecer con el transcurso del tiempo.

Con miles de agricultores con capacidad de movilizarse gracias a una red alimentada con mensajes de texto, a la Comisión de Enlace no tuvo otra opción que oficializar esta situación cada vez más candente, con un paro en la comercialización de granos y hacienda que concluirá el próximo viernes. La protesta generalizada en las rutas ha puesto un interrogante sobre el grado de conducción que puedan ejercer los máximos dirigentes del agro. El malestar entre los productores ya tiene un año, pero se agudizó en los primeros días de enero último. Se padecía entonces una sequía aguda que amenazaba prolongarse en todas las regiones productivas. Mientras seguía la ausencia de lluvias, el Gobierno, lejos de comprender esta situación, continuaba con su política de retenciones, poniendo trabas a la actividad y distorsionando los mercados, como ignorando la realidad.

Con una demostración de habilidad, la Comisión de Enlace se hizo eco de la invitación despersonalizada de la presidenta Cristina de Kirchner en la que solicitaba la ayuda "de todos los argentinos". De este modo pusieron al Gobierno en posición de negociar. Pero todo se desmoronó ante el anuncio del adelanto de la fecha de las elecciones legislativas y se eligió al campo como el adversario político. Eso significó una trágica noticia para los productores que ahora saben que por lo menos hasta julio, no existen probabilidades de bajar las retenciones a los granos.

Los chacareros están sufriendo un serio quebranto. Los campos alquilados, donde se hace más del 60% de la agricultura, los rindes no llegan a cubrir el nivel de indiferencia para salvar los costos. Luego de una cosecha de trigo donde la producción cayó un 50% y los números terminaron en rojo, la recolección en marcha de los granos gruesos enciende la alarma. Como el año pasado, el campo está cosechando cuando recrudece el conflicto con el Gobierno. En una campaña donde la siembra de soja tocó el récord de 17,75 millones de hectáreas, la producción caería entre seis y siete millones de toneladas. El nudo del problema con las retenciones de esta campaña es que el ingreso del Estado representa la pérdida del agricultor.

De aquí a las elecciones tendrá lugar el inicio del nuevo ciclo agrícola 2009-2010, y al no cambiar de rumbo, se impedirá el impulso necesario para disminuir los efectos de la crisis económica mundial.