Después del colapso económico de 2008, que prácticamente paralizó el comercio internacional, los mercados externos se fueron recuperando a medida que las grandes economías superaban la crisis, y para este año se prevé un crecimiento del 3,1% en las exportaciones globales sobre el promedio del 2,2% de los años anteriores, según la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En este contexto favorable, la Argentina ha seguido en retroceso, debido a la pérdida de competitividad en su oferta externa de bienes, cayendo en el escenario mundial del 0,46% en 2010 al 0,37% de acuerdo a la proyección para 2014, según los especialistas. En este retroceso se refleja la falta de inversiones externas e internas, la inflación, la fuerte presión tributaria, las restricciones cambiarias y los marcos regulatorios, entre otros escollos de la política económica, de acuerdo al sector empresario.
En ese sentido un exportador vitivinícola sanjuanino observaba días atrás en una entrevista radial que es imposible exportar porque los costos internos son cada vez más elevados mientras los valores internacionales de sus productos siguen estabilizados en dólares. Entonces, no puede haber una oferta competitiva y menos rentabilidad para quien lo intente.
Por ello se deben corregir estos imponderables dentro de una firme política de incentivo para retornar a la participación histórica de nuestro país en los mercados externos, para lo cual se debe facilitar a los exportadores el acceso a bienes de capital e insumos mediante los mecanismos financieros apropiados.
Existe un panorama favorable: mientras en el mundo en 1985 se exportaba el 17% del total de lo producido, en 2015 se exportará el 40 por ciento. Estas cifras contemplan la suma de los bienes y servicios de todos los países, incluyendo el comercio intrarregional en bloques aduaneros, como la Unión Europea o nuestro Mercosur.
Lo que se necesita ahora en nuestro país son medidas estructurales para fortalecer la balanza comercial, canalizadas por los organismos específicos, como ExpoArt, a fin de revertir el estancamiento actual, junto con las correcciones que reclama la economía en general, de manera de hacer competitiva a la oferta exportadora a partir de retornar a la rentabilidad que se ha perdido.
