Los precedentes del memorable "Regimiento de Granaderos a Caballo” -que ayer cumplió 200 años de su creación- deben buscarse en Francia, en año 1697, cuando el rey Luis XIV creó el "Regimiento de Granaderos de Infantería”, que se destacó en las legendarias batallas napoleónicas de Austerliz, Friedland, Wagram, entre otras. El monarca conformó con ese nombre un selecto cuerpo, preparado para combatir tanto de a pie como a caballo.

El nombre de granaderos se debe a que estos bizarros soldados emplearon en los combates poderosas granadas de mano: llevaban diez o más en una especie de costal o saco. Para arrojarlas se requería de una excelente preparación y además de ciertos atributos físicos, especialmente una elevada estatura. En poco tiempo otros estados europeos los adoptaron, incluido el español, como el "Regimiento de Granaderos a Caballo”, emplazado en la actual Provincia de Lugo. Este cuerpo formó parte del ejército de Galicia, y recibió la orden de embarcarse en 1811 desde Cádiz, rumbo a Montevideo, plaza que se encontraba sitiada por las tropas criollas. Estos antecedentes y la actuación en Europa eran bien conocidos y estudiados por el futuro Libertador de América. Es así que, una vez llegado a Buenos Aires, a través de un decreto del 16 de marzo de 1812, "se le da de alta al Teniente Coronel don José de San Martín, con el mismo grado que había sido investido en España, nombrándosele comandante del escuadrón de Granaderos que ha de organizarse”. Es decir, la existencia de este cuerpo militar se inicia con la llegada de San Martín, con características desconocidas en el Río de la Plata, como también el modo de comandarlas.

Su organización fue lenta y se constituyó como tal en mayo de 1812. La selección de sus integrantes fue minuciosa, realizadas por el propio jefe, principalmente de los jóvenes oficiales. En cuanto al armamento consistió esencialmente en sables de 36 pulgadas, lanzas, carabinas o tercerolas y pistolas, estas últimas muy parecidas a las que utilizaba la caballería napoleónica. Sobre el uniforme de jefes y oficiales, dice el historiador Ismael Piedracueva que constaba inicialmente de "sombrero apuntado, casaca larga de paño azul con botones dorados y dos granadas de oro en el extremo de cada faldón, bota granadera con espolín, catalejo y un diario prolijo de marcha (…) y para la tropa gorra azul de pastel sin visera, casaca azul larga (…) y cuatro granadas amarillas en el extremo de los faldones, botón dorado con el sol y el lema "Viva la Patria’.” El Cuerpo de Granaderos constaba de un rígido código militar, escrito por su mismo jefe, que tenía que cumplirse a rajatabla, so pena de ser expulsado. El primer alojamiento fue el Cuartel de la Ranchería, trasladándose luego a Retiro. La cúpula primera de aquella compañía estuvo integrada por el Teniente Coronel don José de San Martín, como jefe, luego el Sargento Mayor don Carlos María de Alvear y el Ayudante Mayor don Francisco Luzuriaga.