De punta a punta, se podría decir. De arco a arco, también valdría. Y en este San Martín solidario, convencido y rendidor, los nombres de su columna vertebral tienen un rendimiento regular, parejo en cada juego, que lo llevan a tener una consistencia futbolística que lo invita a soñar en grande. En el arco, Luciano Pocrnjic parece adquirir fecha a fecha categoría de ídolo en Concepción porque afuera es invencible y en el Pueblo Viejo, responde cuando hay que responder. En defensa, el paraguayo Líder Mármol se ha convertido en indispensable porque genera tranquilidad con su paso cansino y el físico de mole que tiene. En el medio, los que juegan y dibujan son otros pero el encargado del trabajo sucio es Omar Gallardo, un volante que no luce pero que rinde. Y arriba, a la idolatría de Tonelotto le salió un competidor incansable como Sebastián Penco que nunca se para, nunca se rinde y siempre tiene premio. Las dos intervenciones de Luciano Pocrnjic -las dos en el complemento- terminaron siendo vitales desde lo anímico y también desde lo futbolístico para San Martín porque fueron inmediatas al primer gol y fueron mano a mano contra Zárate primero y contra Abila luego. Esas dos tapadas sostuvieron la victoria. De eso, no hay dudas.

En defensa, con una dupla que gana de arriba siempre como Mármol y Sánchez, una se puede pasar pero el paraguayo no dejó nada sin resolver. Mucho anticipo, gran fortaleza física y mucha personalidad para mostrar el camino al resto desde el fondo.

En el medio, cuando Belforte, Torresi y Becerra se buscan para jugar, el que tiene que recuperar primero es Omar Gallardo que mete, mete y quita. Sin un auxilio así, jugar es imposible.

Finalmente, en el ataque, donde de local hay pocos espacios y el trabajo es de desgaste, Penco tiene todos los argumentos para ser indispensable. Exige siempre, busca siempre y para colmo, tiene gol.

Esa es la columna de un San Martín al que se le podrán reclamar muchas cosas pero al que hay que reconocerle una estructura con nombres y apellidos.