El drenaje de cerebros sufrido por la Argentina en las últimas décadas tiende a revertirse, según la labor que realiza desde fines de 2008, el Programa Raíces (Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior), destinado a fortalecer nuestras capacidades científicas y tecnológicas, por medio del desarrollo de políticas de vinculación con investigadores argentinos residentes fuera del país.

Según la estadística del programa, dentro de poco se llegará al millar de profesionales repatriados, todos altamente calificados al especializarse y actuar en tareas científicas y tecnológicas de vanguardia. Un tercio de los estudiosos y tecnólogos argentinos emigrantes, unos 4800 según un relevamiento oficial, se había radicado en los Estados Unidos, un 27% en países europeos y 21% en Brasil. En todos los casos, el regreso se posibilita gracias a una reinserción garantizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. De ese total, 990 ya se están desempeñando en sus especialidades en el ámbito privado y no se registran casos de regresos a sus anteriores centros del exterior. De acuerdo al Programa Raíces, a diferencia de lo que ocurría antes de su puesta en marcha, el profesional que deseaba retornar a la Argentina debía realizar la búsqueda de reinserción laboral por su cuenta, pero ahora ya tiene garantizada la contratación pretendida con un aporte financiero temporario del ministerio.

Graduar un profesional universitario en el exterior cuesta alrededor de 200.000 dólares, y si se asume que los graduados argentinos compiten efectivamente con los de cualquier universidad extranjera, su valor debe ser equivalente, advirtió el ministro del área, Lino Barañao, lo que lleva a pensar que tenemos algunos cientos de millones de dólares en capital intelectual invertidos en el exterior, según la apreciación del funcionario.

Si se tiene en cuenta que los recursos humanos ocupan un lugar fundamental para el desarrollo de las economías del conocimiento, sin duda la repatriación de científicos, investigadores y especialistas en innovación tecnológica es una política acertada para encaminar al país en una industrialización productiva de alto nivel, con generación de valor agregado. En el mundo desarrollado el mayor capital es el de la ciencia y la técnica, más rentable que el de materias primas.