La expectativa es máxima en el pequeño pueblo de Mitzpé Hilá, donde reside la familia del cautivo soldado israelí Guilad Shalit, que hoy recuperará la libertad si todo sale como está previsto. Todos cuentan las horas mientras esperan recibir hoy después de cinco años a su vecino más célebre como parte de un canje de presos con el movimiento islámico palestino Hamás.
‘Todo el país te espera‘, reza una gran pancarta a la entrada de esta población de poco más de 650 habitantes: un lugar que casi ningún israelí ubicaba en el mapa antes de que Shalit fuera capturado el 25 de junio de 2006 por militantes palestinos que excavaron un túnel hacia Israel desde Gaza y lanzaron una emboscada en la frontera, causando la muerte de dos israelíes.
A pocos kilómetros de la frontera con el Líbano, Mitzpé Hilá se ha convertido en centro neurálgico de agentes del orden, periodistas y curiosos que se arremolinan junto a la residencia de los Shalit.
A cambio de su libertad, Israel se comprometió a excarcelar a 1.027 palestinos, 477 de los cuales serán liberados en esta primera fase del canje prevista para hoy. Si todo sale según lo previsto, la llegada de Shalit, que tenía 19 años en el momento de su captura, se producirá durante la mañana. Primero será entregado a representantes de la Cruz Roja en Gaza por parte de las autoridades de Hamás, que deberán confirmar que está vivo y libre.
Israel dejará entonces en libertad a 27 mujeres, mientras que de forma paralela el militar israelí será trasladado a Egipto. Otros 450 presos palestinos serán excarcelados en diversos puntos, de los que cerca de 300 irán a Gaza y 40 al extranjero.
Se espera que el soldado sea trasladado a la base militar de Tel Nof, en el centro de Israel, donde se le hará el primer chequeo médico, y verá por primera vez a su familia. Allí estará también para recibirlo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
De allí, Shalit viajará en helicóptero al parque industrial de Tefen, cerca de Mitzpé Hilá, para luego ser introducido en un vehículo que le conducirá hasta su hogar. Junto al domicilio se agolpan desde hace días decenas de medios de comunicación con el objeto de captar el más mínimo detalle. La casa está flanqueada por numerosos arbustos con lazos amarillos en señal de solidaridad con el soldado.
Se encuentra rodeada por un jardín, que la madre Aviva se ha afanado en regar los últimos días para devolverle el color que tenía antes de la captura de su hijo. En paralelo, funcionarios palestinos informaron ayer que el presidente Mahmud Abas dará la bienvenida a prisioneros en su cuartel general en Ramallah.
