Se prevé para los próximos años que el sistema educativo experimentará algunos cambios particularmente vinculados con la disponibilidad de fondos para el mantenimiento de los edificios escolares y para la provisión de material pedagógico para los alumnos en los distintos niveles de enseñanza.

Hasta ahora las escuelas han tenido un sistema de mantenimiento a cargo de oficinas específicas del Ministerio de Educación que se ocupaban de reparaciones y restauraciones de los edificios escolares, con fondos asignados especialmente a esa tarea. El resto del funcionamiento escolar se ha manejado, en la mayoría de los casos, mediante el sistema de cooperadoras escolares que han estado obteniendo fondos mediante el cobro de una cuota voluntaria o compulsiva, o de partidas nacionales que han estado llegando a las escuelas con cooperadoras legalmente constituidas a través del programa "Cooperar".

Más allá de los cambios que puedan haber en el futuro, respecto del financiamiento del sistema educativo, se establece la necesidad de que la comunidad toda se comprometa a ayudar a que las escuelas funcionen de la mejor manera, procurando que a los niños nos les falte el material para aprender, y que accedan a la enseñanza en un ámbito adecuado. Para esto hay que rescatar el auténtico espíritu de las cooperadoras escolares, como entidades solidarias que convoquen a todos los padres a dedicar parte de su tiempo libre para realizar mejoras en la escuela a la que asisten sus hijos. Qué mejor que ofrecer un poco del tiempo de cada uno para realizar mejoras diversas, o conseguir fondos para la compra de materiales y otros insumos necesarios, cuando se sabe que ese esfuerzo tiene como destinatario los niños que asisten a la escuela de la zona o del barrio.

Desde este medio de comunicación estamos convencidos de que ha llegado el momento de priorizar la ayuda que podemos efectuar como miembros de una comunidad, y que en estos momentos no hay mejor colaboración que la que se pueda hacer con la escuela a la que asisten nuestros niños.

Es necesario que orientemos todos nuestros esfuerzos a colaborar de una forma totalmente desinteresada, sabiendo que ese ámbito es uno de los más provechosos que existen en beneficio de los niños.

Para el próximo ciclo lectivo, el pago compulsivo de la cooperadora escolar deberá dar paso al esfuerzo que pueda hacer cada uno de los padres o miembros de la comunidad educativa en beneficio de la escuela, ya que es mucho más valioso crear la conciencia colectiva de que se debe colaborar permanentemente con la escuela y no dejar supeditada esa ayuda a un aporte de dinero que se hace una sola vez al año, con una absoluta ausencia durante el resto del ciclo lectivo.

Se puede lograr que sin ningún tipo de desembolso de dinero por parte de los padres y sin fondos provenientes de algún programa nacional como el "Cooperar", la comunidad asista y colabore para que las escuelas puedan seguir funcionando.