‘Parecía una película de terror. Un perro muerto y un montón de cóndores a su alrededor comiéndoselo. Nunca vi nada igual’. Así describió Eduardo Casciaro la escena que revolucionó a los vecinos que viven sobre calle 25 de Mayo, en Santa Lucía. Fue cuando al menos 7 de estas aves llegaron hasta una finca de la zona en busca de comida. Tres de ellas tuvieron un triste final. Murieron porque, al parecer, el perro que comieron había muerto por envenenamiento. También murieron un jote, un carancho y un chimango que comieron del mismo animal.
Un paseo casual por el fondo de la finca llevó a descubrir la presencia de estas aves carroñeras. La noticia corrió rápidamente y en pocos minutos los niños de la zona coparon el lugar atraídos por la curiosidad. ‘Unos de los pájaros abrió las alas gigantes y creí que nos iba a atacar, pero parecía que era el que tenía más miedo porque se quedó quietito. Aprovechamos y le hicimos fotos’, dijo Alexis Espinosa, de 10 años.
Eduardo Casciaro, también aprovechando la quietud de los cóndores, les arrojó una campera encima y logró atrapar a 4. Se llevó 3 a su casa y le regaló el otro a un amigo. ‘Me los llevé para protegerlos y darles agua. Los até con una soga de las patas y mientras lo hacía uno me dio un picotazo en la cara y me lastimó. Cuando llegó mi papá me dijo que era ilegal tenerlos en la casa y los solté para que se fueran’, dijo el joven, que agregó que el cóndor que se llevó su amigo terminó en el Parque Faunístico, luego de que interviniera la Secretaría de Ambiente en el caso y descubriera las demás aves de rapiña muertas.
La mayoría de los chicos de la zona atesora una foto o un video de esta invasión sorpresiva e inédita de cóndores en una zona poblada, aunque los hermanos Rocco y Benizio Ciccone se jactan de guardar el mejor souvenir de este acontecimiento. Ellos tienen en su poder una pluma de casi medio metro de largo y otras de menor tamaño que quedaron tiradas en el suelo luego de que personal de Ambiente se llevara el cuerpo sin vida de estas aves. ‘Tenemos la pluma envuelta y guardada en una caja para que no se rompa porque es difícil que volvamos a conseguir una tan grande como esta’, dijo Rocco.
